Por Mariana Schkolnik.- El traslado desde mi oficina de LogBase -perfectamente aséptico, gringo y refrigerado- a una casona en el centro de la ciudad, fue vertiginoso. Es lo que había estado esperando por meses: trabajar con el personal local y las instituciones haitianas, de modo de (quizás) dejar alguna huella de nuestra intervención en el país. La esperanza era laborar en conjunto con las instituciones de ese país y no…