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“Ándate a tu población”: el reflejo de un Chile desigual

Por Diomedes Tidida.- La espantada en el mall de La Dehesa (“¡Ándate a tu población de mierda, roto CTM!”); la del directivo de Gasco en el lago; y la calificación de la presidenta de la UDI al quejarse porque, al bajar los sueldos de los parlamentarios, cualquier “patipelado” iba entrar al Legislativo, son señales de un tipo de país. Ahí está la raíz de la crisis social que estamos viviendo.

Si las tres cuartas partes de Chile aceptaron salir a la calle a gritar la desigualdad agobiante, es porque en el grito despectivo y a la vez aterrorizado en La Dehesa se expresa una forma de ser y una política generalizada que se ha normalizado y que no está bien.

Tan normalizada estaba que las bromas crueles de los ministros (esa sobre levantarse temprano cuando estaban subiendo de nuevo las tarifas de transporte, o aprovechar de comprar flores que es lo único que estaba bajando de precio) fueron dichas con naturalidad, con liviandad.

Los trabajadores del mall La Dehesa aparecieron al otro día en los matinales afirmando que es un trato normal, de todos los días. Es algo cotidiano que los clientes de ese sector tengan un mal trato hacia los empleados de los locales: quejas, por ejemplo, de que los trabajadores de la cafetería puedan tomar sus descansos sentados en las mismas sillas que ellos.

El Chile que está detrás de eso es segregador, discriminador. En ese Chile no se cumple su propia constitución, no somos todos iguales ante la ley ni en dignidad ni en derechos. Es un lamentable escenario que ha sido parte de nuestra historia. Y seguirá siendo parte de su futuro si no se construye un nuevo país ahora mismo.

No me refiero a la nueva constitución, necesariamente. Esto significa, en simple, respeto. Si usted tiene más, agradézcaselo en silencio a su Creador y respete a los demás. Los demás no son una amenaza por tener menos.