
Y la mixtura, para hablar de sistemas mixtos, se limita a la coexistencia de ambos. Pero la solución implica necesariamente a más factores de solución para obtener un sistema justo y libre, que no dependa del Estado (o de la solidaridad obligada) o del esfuerzo individual (que por sí solo nunca será suficiente. Eso, por hablar únicamente de la fuente de financiamiento, porque el tema está cruzado por la forma de administración.
Los elementos para un sistema de pensiones libre y justo son los siguientes:
1) Solidaridad y ahorro: es indudable que es un deber del Estado el apoyo solidario a aquellos que no pudieron ahorrar lo suficiente para obtener pensiones dignas. Pero la solidaridad debe implicar obligatoriamente un premio a la conducta de ahorro, al interés por el propio futuro que manifiesten los individuos. Por ejemplo, ¿debe el Estado apoyar (en 25 años más) a una generación de milenials que han carecido de la ética laboral de sus padres y abuelos y que en pos de aprovechar mejor el presente, dejan enormes lagunas previsionales?
La segunda pregunta que se plantea ante esa solidaridad es si debe ser financiada por el Estado, a través de impuestos, o por todos los chilenos a través de una cotización solidaria (como una parte de ese 5% adicional señalado en la reforma de Michelle Bachelet).
2) Aporte individual: Es evidente que las personas deben vivir del fruto de su propio esfuerzo. Debe haber un premio a la conducta coherente con la propia preocupación por el futuro. Pero no a costa de un tercer factor…
3) Libertad: Los individuos no pueden estar encadenados al sistema. Si a una edad determinada encuentro alternativas de inversión razonablemente mejores que el sistema, debo poder tener el derecho de disponer al menos de una parte de lo que he ahorrado con mi esfuerzo. Es una libertad mínima de disponer del fruto de mi trabajo. El sistema debe estar a disposición de los ciudadanos, y no al revés.
4) Inteligencia económica: Quien sea que administre el sistema (los ahorros) debe tener la obligación de hacerlo lo mejor posible, obteniendo las mejores rentabilidades. Pero no puede ocurrir que se les pague una comisión por hacerlo mal. Debe haber incentivos económicos para una administración eficiente.
5) Inteligencia política: debe existir una política pública que piense en el futuro de una población cada vez más anciana desde el momento en que nace. Es lógico y necesario un depósito para los recién nacidos que genere intereses y asegure su futuro. Significa una base de ahorro que aprovecha 20 años de intereses.
Estos puntos son lógicos.
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