Ni Weber ni Kant solucionarán los problemas concretos que afligen a la sociedad, pero sí la interpelan y sobre todo en un mundo en permanente construcción, en que el propósito debe ser digno y decente.
Por Hugo Cox.- En este último tiempo, el Parlamento ha vivido en torno a las elecciones de quienes dirigirán ambas cámaras.
Pero la elección en la Cámara de Diputados desnuda la situación de la política en que, con tal de tener la presidencia, las negociaciones son totalmente instrumentales, buscando votos en parlamentarios que no obedecen a una línea política, sino que sólo siguen sus propios deseos.
Y también devela que el narcisismo aflora por todos los poros. Esto demuestra públicamente el estado de la política y su descomposición. Y lo más increíble es que de inmediato se presenta la censura a la mesa por parte de parlamentarios republicanos y social cristianos que finalmente fue rechazada.
La política ha entrado derechamente en el camino de valorar los resultados sin importar la forma y el fondo. El fin, por encima de los medios. Se negocia de cualquier manera, siendo todo válido para obtener un resultado, y dejando de lado la reflexión y olvidando que ellos son legisladores. Esto demuestra la debilidad de la Cámara de Diputados y la política en general.
Este conflicto está presente a nivel global donde reaparecen la irracionalidad, las figuras autoritarias, las teorías conspirativas y las guerras sangrientas. Todo esto invita a un entendimiento común.
Carlos Peña sostiene que Max Weber advirtió el peligro que significaban en la democracia “de masas de políticos que estaban embriagados por el poder, motivo por el cual decía Weber, están al borde de convertirse en comediantes que olvidan el deber que pesa sobre ellos, preocupados como esta están del ‘efecto’ que producen en las audiencias sus desplantes”.
Por otra parte asistimos a la ligereza del análisis, a los discursos que cambian de acuerdo a las circunstancias, y cuando la desconfianza campea en la sociedad y la fe pública pierde valor, es la democracia que se fragiliza y se puede entrar a un estado de anomia.
Es cuando Kant adquiere una vigencia única. (¡Qué bueno sería que vuelva a ser estudiado por muchos que hoy son parte de las elites políticas!).
Kant ha sido combatido por muchos postmodernistas. No es casual. Kant plantea una idea que adquiere mucha vigencia, que es la autonomía moral personal.
En un contexto como el actual -de mucha volatilidad- las ideas de Kant adquieren una vigencia mayor.
Algunos de sus planteamientos con respecto a la Ética los imperativos con los cuales actuar, como la autonomía y la libertad y la crítica a la razón pura, son esenciales. A continuación, una breve descripción de esta ideas.
- Ética deontológica: Kant propuso un enfoque ético basado en el deber y la moralidad intrínseca de las acciones, en lugar de sus consecuencias. Esta perspectiva proporciona un marco sólido para la toma de decisiones éticas en situaciones volátiles, donde las consecuencias pueden ser inciertas o difíciles de prever.
- Imperativo Categórico: El principio ético central de Kant, el Imperativo Categórico, establece que uno debe actuar sólo de acuerdo con aquellas máximas que puedan ser universalmente aceptadas. En un mundo volátil (como gusta ahora denominar… VUCA), donde los valores y normas pueden parecer cambiantes, este principio proporciona un ancla moral para la reflexión y la acción.
- Autonomía y libertad: Kant enfatizó la importancia de la autonomía y la libertad individual como elementos centrales de la dignidad humana. En un mundo volátil donde pueden surgir tensiones entre el control estatal y la libertad individual, las ideas de Kant sobre la autonomía y la libertad ofrecen una base filosófica para abogar por los derechos humanos y la democracia.
- Crítica de la razón pura: La distinción kantiana entre fenómeno y nóumeno y su análisis de los límites del conocimiento humano ofrecen una perspectiva útil en un mundo donde la información y la interpretación son abundantes pero a menudo ambiguas. Esta crítica nos invita a reflexionar sobre la naturaleza y los alcances de nuestro entendimiento en un mundo complejo y cambiante.
En conjunto, los aportes de Kant son relevantes en un mundo volátil al proporcionar un marco ético, epistemológico y político para enfrentar los desafíos y dilemas que surgen en tiempos de incertidumbre y cambio.
En síntesis, ni Weber ni Kant solucionarán los problemas concretos que afligen a la sociedad, pero sí la interpelan y sobre todo en un mundo en permanente construcción, en que el propósito debe ser digno y decente.