La “entente” entre EEUU y Rusia pone fin, en la práctica, a la OTAN, ante lo cual Europa queda a la deriva, dice Roberto Fernández.
Por Roberto Fernández.- Estamos viviendo un momento en que el mundo que conocimos parece de estar cambiando de manera importante. Las instituciones, ideologías, estructuras jurídicas, económicas y políticas que nos habían llevado a un convivencia global relativamente tranquila y consensuada, dan la impresión de estar derrumbándose rápidamente.
¿Cómo llegamos a esto? Seguramente hay causas históricas más profundas, pero los detonantes principales han sido la Guerra Ruso Ucraniana y la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos (EEUU).
No es fácil entender lo que está pasando dado que la situación cambia prácticamente todos los días, sin embargo intentaremos a partir de la información disponible, aclarar en algo el panorama.
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Más allá de la discusión sobre las causas del conflicto ruso ucraniano, el análisis de lo que está pasando debería partir por un reconocimiento lo más objetivo posible de la realidad.
En este sentido lo que hoy tenemos es :
- Rusia ya ha conquistado casi la totalidad del Donbas, por lo que controla alrededor del 20% del territorio de Ucrania. También manifiesta claramente que lo va conservar y que esto no es negociable.
- Rusia no acepta la incorporación de Ucrania a la OTAN.
- No aceptará tropas extranjeras en ese país, ni menos que la OTAN aumente las capacidades militares de sus países vecinos.
- Tampoco acepta la participación de la UE en las negociaciones para terminar la guerra.
Por su parte, el gobierno de EEUU ha señalado claramente que comparte gran parte de los planteamientos rusos y afirma que no enviará tropas para garantizar el respeto a un eventual acuerdo.
EEUU ha decidido recuperar el costo financiero que le ha significado su participación en la guerra apoyando a Ucrania. Trump asegura que son 350.000 millones de dólares. Para ello pretende obligar a Ucrania a ceder sus tierras raras, minerales y combustibles.
La encrucijada europea
Ante esto, Europa se encuentra en una posición muy compleja. Desde fines de la Segunda Guerra Mundial siempre consideró a EEUU un aliado estratégico. Esto, tanto en el plano de la seguridad (forman parte de la OTAN) como en el económico, con la firma de variados acuerdos comerciales, de los que se han beneficiados considerablemente.
Para colmo este socio pretende ahora poner aranceles a sus exportaciones.
Europa ve con asombro y desconcierto que este aliado ya no es tan confiable y que en la situación actual se encuentra mucho más cercano a Rusia, país al que muchos consideran un país enemigo y potencial invasor.
Esto significa que los europeos se ven enfrentados a la obligación de reconsiderar todo lo que conceptual y estratégicamente aceptaban como algo inmutable y definitivo.
Como se puede ver, están enfrentados a una situación compleja, inesperada y de una magnitud considerable.
El drama de Europa es que se niegan a reconocer que apoyaron con todo; política, militar y económicamente, durante 3 años, a un país que está perdiendo la guerra.
Todas las declaraciones de los principales líderes europeos dan a entender que buscan infligir una derrota estratégica Rusia, para lo que necesitan continuar la guerra, sin considerar que ese país es una potencia nuclear y además que reconocen que no lo pueden hacer sin la ayuda norteamericana.
Europa, argumentando esa amenaza existencial, a pesar que Rusia sólo ha conquistado el 20% del territorio ucraniano, no ha atacado a ningún otro país europeo y que en su conjunto la UE tienen 450 millones de habitantes y dos países tienen armamento nuclear (Francia e Inglaterra), está dispuesta a iniciar un proceso de rearme que tendrá un costo financiero altísimo. Esto implicará una disminución de prestaciones sociales, lo que llevará seguramente a conflictos sociales importantes.
Hay que considerar también que los gobiernos de los principales países tienen gobiernos frágiles e inestables y que la ultraderecha europea, más cercana a las posiciones rusas, sigue aumentando su votación en todas las elecciones.
Otro aspecto fundamental a considerar es que Europa también tiene que reconocer que, a pesar de ser como conjunto la 3a economía mundial, dejó de ser la potencia que era y que su influencia en las decisiones importantes a nivel global es cada vez menor.
En este contexto es difícil prever lo que pasará, por que un acuerdo definitivo entre EEUU y Rusia será seguramente difícil de lograr.
A esto hay que agregar que China, que había mantenido un discreto silencio, acaba de declarar a través de su embajada en EEUU, que están dispuestos a hacer frente a una guerra arancelaria, comercial o de cualquier otro tipo, con fuerza y decisión.
Como humanidad atravesamos momentos difíciles y riesgosos.