Las Derechas, con todos sus matices, deben privilegiar la unidad que da gobernabilidad, fortalecer la empatía, mejorar la percepción ciudadana, comprometerse con la excelencia, el crecimiento económico, la equidad social y la estabilidad política, legitimando una Derecha Social, afirma Carlos Cantero.
Por Carlos Cantero.- Desde hace varias décadas hablo, promuevo y respiro una Derecha con sentido social, ciudadana, solidaria, comprometida con los valores del Humanismo, la democracia y el tradicional sentido laico-republicano.
Hablar de una Derecha Social, para algunos parece utópico y otros lo creen imposible, tanto en la Izquierda como en la propia derecha. El sector no tiene consciencia ni defiende sus propios triunfos ideológicos. A modo de ejemplo: la valoración por la libertad y el emprendimiento en todos los sectores de la sociedad, la movilidad social en función del esfuerzo personal, la valoración ciudadana por el orden, el respeto y el progreso.
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Ante el derrumbe de los megarelatos culturales e ideológicos en la emergente sociedad digital, la crisis de liderazgos políticos, el debilitamento de la influencia, la fragmentación y polarización política, se hace urgente revisar definiciones doctrinarias. Este escenario constituye una amenaza, pero también una oportunidad. Una ciudadanía líquida muestra gran movilidad electoral, cruzando fronteras políticas con gran flexibilidad, en función de la satisfacción o frustración de sus expectativas.
Los electores de las Derechas deben tomar consciencia de la crisis política, de nuestros problemas de imagen en la percepción ciudadana, la permanente sospecha de complicidad con el poder económico, de la exacerbada importancia asignada a la propiedad y bienes privados, en detrimento de bienes públicos, como salud, educación y seguridad ciudadana.
Se nos reprocha el énfasis por la competencia y el escaso compromiso con la equidad y la colaboración. También se cuestiona nuestro compromiso con la democracia, por parte de sectores que aplauden dictaduras de Izquierda.
Debemos asumir nuestro desdén y/o escasa atención hacia la cultura y las artes, principal bastión estratégico de la Izquierda.
Todas estas cuestiones son sensibles e importantes en la valoración ciudadana y no puede ser desatendidas. La división y fragmentación de las derechas, se ve tironeada por sectores radicalizados de extrema derecha, lo que constituye una amenaza, en un ambiente de acelerada polarización política.
Los partidos políticos transversalmente están en grave desprestigio y la política en una evidente anomia, un debilitamiento valórico que exige reflexión política e innovación social. La élite política está cuestionada por cuidar intereses propios o de grupos más que el bien común.
Con miopía, los partidos políticos dilatan y no se hacen cargo de la desafección y deslegitimidad. En general, el ámbito público -transversalmente- muestra mediocridad gestional, escasa consideración por la probidad, el mérito, la experiencia, la calificación profesional, las competencias técnico-políticas y la excelencia en los cargos públicos. Hay privilegios, nepotismo y una creciente corrupción política, tendencia agravada por la transversal endogamia social, cultural y política. Hemos llegado a una degradante gestión y manejo de los fondos públicos.
Las Derechas, con todos sus matices, deben privilegiar la unidad que da gobernabilidad, fortalecer la empatía, mejorar la percepción ciudadana, comprometerse con la excelencia, el crecimiento económico, la equidad social y la estabilidad política, legitimando una Derecha Social. Se debe cautelar la vigencia de los principios y valores, el ideario político, mostrando coherencia y consecuencia. Se debe cuidar la independencia (política) respecto de liderazgos mercantiles; fortalecer centros de pensamiento sólidos en las ideas y la acción, definiciones programáticas que equilibren interés publico y el privado; afianzando un sector político moderno, ciudadano, amplio, con políticas públicas de alto sentido social, que apunten a la redistribución equitativa de los beneficios del desarrollo. ¡Qué así sea!
Carlos Cantero Ojeda. Geógrafo, Master y Doctor en Sociología. Académico, conferencista y pensador que estudia la adaptabilidad a la Sociedad Digital. Fue Alcalde, Diputado, Senador y Vicepresidente del Senado de Chile.