Cómo un rumor institucional puede erosionar evidencia científica, confianza comunitaria y políticas de inclusión en torno al autismo.
Por Juan José Lecaros.- El anuncio de la administración del Presidente Trump sobre sus conclusiones acerca del origen del autismo representa un retroceso enorme en todas las dimensiones posibles para la inclusión de las familias que estamos dentro del espectro.
El comunicado sostiene que el autismo sería una enfermedad adquirida por la medicación de las madres durante la gestación y/o por las vacunas, hipótesis ampliamente cuestionada por la comunidad científica; muchas investigaciones revisadas no establecen una relación causal concluyente entre esas exposiciones y el desarrollo del autismo.
El anuncio también vincula el uso de acetaminofén/Tylenol durante el embarazo con un mayor riesgo de trastornos del neurodesarrollo, pese a que la evidencia disponible es mixta y los autores de meta-análisis citados por la administración advierten que asociación no equivale a causalidad.
Además, la presidencia promovió la aprobación o el uso expandido de la leucovorina (folinato), una intervención que en algunos estudios pequeños ha mostrado beneficios posibles en subgrupos con deficiencias folato‑relacionadas, pero cuyo respaldo clínico aún exige ensayos confirmatorios de mayor tamaño y calidad.
Las declaraciones oficiales que respaldan teorías conspirativas o explicaciones simplistas del autismo corren el riesgo de erosionar la confianza en las políticas de salud pública y la vacunación, lo que ya se ha asociado a rebrotes de enfermedades prevenibles y a daños evitables para comunidades enteras.
Este posicionamiento puede además debilitar compromisos nacionales e internacionales sobre educación inclusiva y la valoración de la diversidad humana, afectando políticas que buscan garantizar la participación plena de las personas con discapacidad y el apoyo a sus familias; por eso es clave que las decisiones públicas se basen en evidencia científica robusta y en el diálogo con comunidades afectadas y expertos.
En contexto electoral, resulta imprescindible que los candidatos aclaren si respaldan estas medidas y si pretenden replicarlas en sus programas, o si, por el contrario, mantendrán y fortalecerán las políticas para un sistema educativo inclusivo y respetuoso de la diversidad y de los derechos humanos; las familias que vivimos el autismo necesitamos políticas públicas sólidas, informadas y responsables.
Juan José Lecaros es académico de la Facultad de Educación de la U. Central