Tras el alto al fuego entre Israel y Hamás, miles de gazatíes emprenden el regreso a lo que alguna vez fueron sus hogares. La tregua ofrece alivio temporal, pero deja abiertas profundas interrogantes sobre justicia, reconstrucción y el futuro político de la Franja.
Por Juan Medina Torres.- Miles de gazatíes iniciaron el regreso desde el sur de la Franja de Gaza hacia el lugar donde se encontraban sus viviendas, luego de la entrada en vigor del alto al fuego tras un acuerdo con Hamás.
Debemos recordar que, en respuesta al ataque del 7 de octubre de 2023 lanzado por Hamás, Israel inició una ofensiva que, hasta el momento, ha dejado al menos 67.194 muertos en Gaza, según cifras del Ministerio de Salud del gobierno de Hamás, consideradas fiables por la ONU. Además, se ha destruido más del 90% de la infraestructura de las ciudades de la Franja.
Luego de dos años de guerra, poco queda de esos hogares. La mayor parte del sector sanitario ha sido destruido, al igual que muchas escuelas y otros edificios públicos. Rafah ha sido arrasada y los rascacielos de la ciudad de Gaza han sido volados. Las imágenes difundidas por los medios informativos son elocuentes.
Ameer Abu Iyadeh, un desplazado de 32 años, relató a AFP en Jan Yunis que este retorno está “lleno de heridas y dolor”. Arij Abu Saadaeh, una mujer de 53 años, dijo que está “contenta por la tregua y la paz”, pero añadió que es “madre de un hijo y una hija que fueron asesinados y estoy de luto por ellos”. “Solo rezo para que mi casa no haya sido destruida”.
Para muchos expertos en política internacional, el acuerdo contempla pocas garantías para el pueblo palestino. Hasta el momento no se ha entregado ningún texto oficial del acuerdo; lo que se conoce son declaraciones de las partes, que indican que, en esta primera fase —de duración indeterminada— se daría un cese de hostilidades, se permitiría la entrada de ayuda humanitaria supervisada por las Naciones Unidas, y se renunciaría al desplazamiento forzado.
Asimismo, Hamás liberaría a las 20 personas que mantiene en su poder desde el 7 de octubre de 2023, entregando de forma gradual los cuerpos de los fallecidos. Israel, por su parte, liberaría a 2.000 detenidos, 250 de ellos condenados a cadena perpetua, excluyendo a los implicados en el ataque del 7 de octubre. Hasta aquí, los puntos positivos de la primera fase del acuerdo.
Quedan por negociar diversos aspectos fundamentales, como: la retirada de Israel de la Franja de Gaza, el desarme y futuro papel de Hamás, y la forma de gobierno del enclave. Asimismo, se prevé la anexión ilegal de un “perímetro de seguridad” en Gaza, la creación de una fuerza internacional —que podría constituir una nueva fuerza de ocupación— o el establecimiento de un gobierno que excluya a la Autoridad Nacional Palestina, lo cual pone un punto de interrogación sobre el futuro de estas negociaciones para alcanzar una paz definitiva.
Además, hay que tener en cuenta que, mientras se mantengan las aspiraciones coloniales de la extrema derecha israelí, las posibilidades de un acuerdo de paz duradera siguen siendo una incógnita.