ElPensador.io.- La revelación de los videos donde se muestra el momento en que fue asesinado el comunero mapuche Camilo Catrillanca viene a poner la lápida a una institución completa, a Carabineros de Chile, y la inscripción fúnebre dice “Todo fue una Mentira”.
La mentira respecto de cada uno de los aspectos relacionados con la muerte del joven ha sido una muestra de una infección que ya corrompe a una institución completa y que ha terminado por hacer perder la confianza de la ciudadanía. Sin confianza, se pierde la legitimidad de la existencia.
Mentira sobre los disparos, mentira sobre la condición de atacante de Catrillanca, mentira sobre lo que estaban haciendo los jóvenes mapuche en el tractor, mentira sobre la existencia de registros, mentira sobre mentira en las declaraciones de los funcionarios que participaron en el operativo.
Y antes, mentiras en relación con el mega fraude cuya cifra y cantidad de involucrados sigue creciendo, mentiras sobre la función de los comandos, mentira sobre los ataques a los camiones en la Araucanía… Y sigue.
Un ex general director detenido por un caso de derechos humanos, y otro al que tuvo que perdonársele que hubiera usado servicios de prostitución cuando joven.
La supervisión civil no ha servido de nada, más que para tapar más mentiras. La institución está corrompida por las mentiras.
La tesis de que es necesaria su desaparición y su reemplazo por otro tipo de policía se hace más vigente que nunca. Y el nacimiento de un nuevo cuerpo que vigile la seguridad de los ciudadanos debe aparejarse con el establecimiento de un nuevo estatuto de transparencia, que erradique el virus que ha podrido a Carabineros, el de la mentira.
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