ElPensador.io.- Chile fue uno de los países donde se escondió uno de los autores de la matanza de Atocha, en Madrid, en 1977, siendo capturado en Madrid y cuya extradición a España se espera para esta semana.
La información fue publicada por el diario Información de Alicante, señalando que el ultraderechista español Carlos García Juliá -que fue arrestado en 2018 en Sao Paulo tras varias décadas prófugo- sería enviado a si país este jueves.
García Juliá, un antiguo militante del movimiento extremista Fuerza Nueva, fue uno de los cuatro pistoleros que el 24 de enero de 1977 entraron a rostro descubierto en una oficina de abogados laborales situado la calle de Atocha, en Madrid, y asesinaron a tiros a cinco personas: tres abogados, un estudiante de Derecho y un administrativo.
García Juliá tenía entonces 24 años. “En varios momentos de los interrogatorios (García Juliá) reiteró que aquello (la matanza) ocurrió en la época en la que era joven, era un idealista, y que estaba arrepentido de ello, pero ya había pagado por la sentencia y por el crimen cometido», afirmó su abogado defensor en Brasil.
Después de casi tres décadas en paradero desconocido y un año de arresto en Brasil, la extradición de García Juliá podría cerrar esta misma semana uno de los capítulos más negros de la transición española, consigna el diario Información.
El español fue condenado a 193 años de prisión en 1980, pero tan sólo cumplió 14. En 1991 consiguió la condicional y, algunos años después, un permiso para viajar a Latinoamérica por una oferta de trabajo, pero, aunque la decisión fue revocada posteriormente, García Juliá nunca regresó a España.
El condenado desapareció e inició entonces un periplo de fugas por la región. Desde su desaparición en Bolivia, donde vivió un tiempo y había sido encarcelado por un delito relacionado con el narcotráfico, se detectó su presencia en Chile, Argentina, Venezuela y Brasil, por donde se movía al disponer de documentación a nombre de otras personas, según informó la policía española.
Pero su suerte cambió en 2018, cuando fue arrestado por las autoridades brasileñas a las puertas de su domicilio en Sao Paulo gracias a las investigaciones de las policías Nacional española y Federal brasileña y al apoyo de la Interpol.
Según las autoridades, García Juliá vivía en Brasil desde hacía casi dos décadas bajo una identidad falsa, la de Genaro Antonio Materan, y trabajaba como conductor de Uber, haciéndose pasar por ciudadano venezolano.
Un día después de su detención, sus antiguos vecinos le describieron como un señor «amable», «discreto» y «educado». Su pareja, por su parte, relató a la agencia Efe su perplejidad tras descubrir la verdadera identidad de García Juliá: «He descubierto todo por el informativo, por internet. Todo ha cambiado de un día para el otro». Con él compartía un apartamento alquilado en Barra Funda, un barrio de clase obrera situado en la zona oeste de Sao Paulo, a algunos kilómetros del centro de la capital paulista.
Tras su detención en diciembre de 2018, la Corte Suprema de Brasil autorizó el año pasado su extradición y el proceso tan sólo dependía de la autorización del Gobierno del presidente Jair Bolsonaro, un trámite que se concretó a comienzos de este año.
A partir de ese momento, Brasil contaba con un plazo de 60 días para la extradición de García Juliá, quien se encuentra bajo arresto en la sede de la Policía Federal de Sao Paulo y recibió la noticia con «serenidad».