Por Hugo Cox.- La pandemia del coronavirus ha paralizado a las sociedades, creando situaciones de mucha complejidad en ámbitos como la salud, la economía, lo social y la vida familiar.
En la esfera de la economía se está efectuando un cambio global de tal magnitud que es difícil de comprender. Adam Tose en su libro “Crash”, explica cómo una década de crisis financiera ha cambiado el mundo. Se refiere a la crisis del 2008 que fue profunda, extensa y compleja, y que produjo sin una teorización previa una mutación del capitalismo de mercado hacia el Estado, y se basa en la inyección de grandes flujos de dinero al sistema económico.
En 2010, con la crisis de euro, se repiten las formulas de 2008, yendo al rescate de la banca.
En el caso de Chile, ya en la crisis bancaria del año 1982, el Estado fue al rescate de los bancos creando lo que se llamó la “deuda subordinada”, y a su vez bajó las pensiones en un 10%, es decir, los jubilados ayudaron a salvar a los bancos.
Pareciera ser que esa la receta del modelo neoliberal para ir en ayuda de los sistemas financieros.
Hoy la economía de Chile es muy dependiente de lo que pasa afuera, por lo tanto la hace más débil para enfrentar las convulsiones externas, sin contar con las debilidades internas.
Es difícil predecir con certeza cuáles serán las consecuencias en la economía mundial y en la nuestra.
El economista español Alfredo Serrano en un artículo de su autoría, plantea cuatro antecedentes que permiten visualizar en una primera aproximación este fenómeno de crisis en gestación, que es de alta complejidad.
Escribe:
- El Instituto de Finanzas Internacionales calcula que el valor de la salida de capital registrada de las economías emergentes en los primeros 45 días de coronavirus en el mundo (mucho antes de que se propagara por la Unión Europea) es de 30.000 millones de dólares. Este valor es récord a nivel global, superando incluso lo sucedido después del crash financiero 2007-2008. Esto significa que cuando existan datos actualizados, con toda seguridad habrá una salida de capital sin precedentes de las economías emergentes que afectará -y mucho- a la economía latinoamericana.
- En el lado opuesto se encuentran los que se benefician de dicha fuga. ¡Sorpresa! El principal refugio es el bono estadounidense. Así se reordenan los flujos financieros a favor del país hegemón.
- Siempre que existe un shock externo, sea cual fuere, se busca una respuesta monetaria expansiva, contracíclica. Incluso la ortodoxia neoclásica cede en esos casos. La Reserva Federal de Estados Unidos puso a disposición del sistema financiero 1,5 billones de dólares; el Banco Central Europeo anunció que inyectará a la economía 120.000 millones de euros; el FMI también está dispuesto a movilizar un billón de dólares. Sin embargo, una vez que se hace una fuerte emisión, luego nos olvidamos de identificar la ruta de ese dinero. ¿Llegará a la economía real o se optará por destinarlo al mundo financiarizado?
- La Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo prevé una pérdida de ingresos globales de 2 billones de dólares como consecuencia de esta crisis. Sólo en febrero, por el efecto de la crisis en China, las pérdidas en producción manufacturera fueron de 50.000 millones de dólares. Definitivamente, estamos también ante una próxima crisis de oferta que aún no dimensionamos: se están paralizando muchas cadenas globales de producción y también de suministros.
(Alfredo Serrano Mancilla, economista y académico español, actual director ejecutivo del CELAG)
En síntesis, el coronavirus, cambio climático, revolución tecnológica, están provocando cambios profundos de carácter sistémico, las sociedades se enfrentan a cambios que es difícil hoy ver con certeza hacia donde caminan, lo cierto es que el cambio ya se inició.