Por José Ignacio Avello.- Al observar y analizar la situación mundial y, principalmente, en Latinoamérica, hemos visto una serie de hechos que están sucediendo en lo social. Es época de cambios económicos, políticos, sanitarios, culturales, entre otros. Olas de diversas cosas han afectado nuestro territorio y, con ello a los gobernantes o líderes políticos en este caso esencial. Nos vamos a detener a revisar cómo algunos gobernantes han tenido avances o han fracasado en la toma de decisiones y han generado el caos o el descontrol social prácticamente como una herramienta para redireccionar la atención de los fenómenos reales.
El mal accionar de un gobernante se verá siempre reflejado por su mala conducción táctica, técnica, liderazgo y capacidad operativa. Muchas veces nos preguntamos qué pasara por sus mentes, o simplemente decimos… ¿Nos quieren ver en un hoyo? ¿nos quieren encerrar? Este gobierno nos está ahorcando? O más bien pensamos en un gobierno de gente inepta sin capacidad resolutiva.
Hay ciertas cualidades y condiciones que deben sobresalir en un buen liderazgo. Debemos recordar que hasta en la mayor de las crisis o en los momentos que someten al ser humano a lo más oscuro de su sobrevivencia, es capaz de pensar y evolucionar hacia la búsqueda de un entendimiento personal y colectivo. Ejemplos sobran, como también sobran las malas ideas y prácticas de distintos gobiernos latinoamericanos.
Qué mejor muestra que nuestro país. En este gobierno y sus decisiones se ve inmediatamente la carencia de objetivos, de pensamiento colectivo y de sustentabilidad en su accionar ante diversas crisis.
La idea no es seguir buscando más argumentos para definir con un gran lenguaje que hoy enfrentamos a uno de los gobiernos con más dificultades internas para poder sacar adelante a su pueblo. La falta de compromiso de lo colectivo tiene a un país que está sufriendo lentamente el descontrol. Es por esto -y por otros temas también- que la gente no cree en los discursos y en su programa. Es más, la sociedad asume que estamos siendo gobernados por la carencia de ideas, la falta de proyectos colectivos (ciudadanos) y con un pésimo conductor del equipo.
También debemos mencionar que la falta de interacción y conocimiento de lo que sucede en el mundo real (en la calle) nos genera aún más una sensación de rechazo inmediato hacia cualquier tipo de política pública que quiera levantar o accionar el Ejecutivo.
¿De quién es la culpa? Es solo nuestra. Por eso, debemos comenzar a apoyar la renovación y el surgimiento de nuevos liderazgos. La política es dinámica y, por lo tanto, debemos valorar y comprender el poder de un voto, ese derecho que cada uno tiene de poder elegir a quienes nos representan, protegen y custodian desde el aparato público.
José Ignacio Avello Ortiz es consultor en marketing político, comunicación estratégica y política, Diplomado en política y sociedad de la información, Diplomado en gestión organizacional de la empresa, Magister en ciencias políticas y comunicaciones