Por Hugo Cox.-“No olvidar que lo que más se necesita es diálogo. Lo que aprendimos en dictadura con sangre, es que nadie sobra en Chile, todos tenemos algo que decir”. Felipe Berríos
A raíz de los hechos ocurridos en Panguipulli, se han escrito varias columnas y se han transmitido muchos minutos sobre dicho suceso con impactantes imágenes y opiniones, pero lo concreto es que siempre este tipo de hechos terminan en una represión desatada en que el ejecutivo no manifiesta una estrategia que aborde los conflictos -cada vez más complejos- y el miedo comienza a inundarlo todo.
Pareciera ser que en el palacio de gobierno les es difícil entender y comprender a sociedades cada vez más complejas y deben pensar, como alguna vez Bertolt Brecht ironizó, con la figura de un gobierno que, decepcionado por el pueblo que le había tocado en suerte, deliberaba sobre la posibilidad de disolverlo y elegir uno nuevo.
“Lo que ocurre planteaba es que sería un extraño invitado, ajeno a la gran responsabilidad de gobernar”, a palacio le irrita la complejidad de la sociedad y la escasa docilidad de sus dirigidos y lo que más le irrita es la sospechosa idea de organizarse”. La anterior caricatura no es más que el reflejo de lo que ocurre hoy en día, en que la complejidad de la sociedad es de tal envergadura que no es posible gobernar con meras simplificaciones de la acción política. A lo que está obligada la política es a una mayor comprensión y análisis de los conflictos en el momento de actuar. Sobre todo, en un presente donde las condiciones son cada vez más polares.
No debe extrañar que los gobiernos simples practiquen una política autoritaria y represiva, y que terminen normalmente rindiéndose ante los problemas de gobernabilidad y usando los instrumentos represivos de los que disponen. Es urgente reconocer los actuales límites del Estado que no pueden resolver los problemas actuales. Por este motivo es que el actual gobierno fracasa en dar gobernabilidad al país y más con una sociedad informada y con mayores grados de conocimiento.
Lo anterior es más patente cuando la política debe gestionar la contingencia, agudizada por el solo hecho que el Estado está en cuestión como una instancia que gestiona los intereses sociales. El gobierno debe entender la complejidad que va desde la sociedad en riesgo, planteada por el sociólogo Ulrich Berck a la acción comunicativa de Jürgen Habermas. La política debe transitar generando el conocimiento de ideas, de instrumentos y procedimientos para moderar una sociedad compleja y desigual. La política debe comprender los diversos lenguajes que operan en el seno de la sociedad.
A partir de lo anteriormente explicado podemos inferir que este no es el gobierno que Chile necesita, ya que demuestra serias limitaciones, sobre todo cuando se trata de garantizar un cierto grado de igualdad. No es factor que una a la sociedad chilena, mentirle y confrontarla, dividir entre buenos y malos, denigrar y reprimir a sus oponentes. El intentar callar a todas las voces disidentes en lugar de mostrar resultados concretos que sean apreciados por las personas, el sello del gobierno desde octubre del año 2019 ha sido la intolerancia y la agudización de la represión.
Un gobierno que no entiende las actuales complejidades está lejos de entender que la actual crisis, sobre todo en su dimensión económica, y presenta un escenario muy complicado ya que muchas unidades económicas no volverán abrir sus puertas y, por consiguiente, el desempleo que provocará múltiples problemas sociales, desata mayores grados de violencia que irán en aumento a medida que la crisis se agudice en todas sus dimensiones.
El próximo gobierno tiene una tarea titánica, intentado establecer los cimientos de un bienestar de acuerdo a las exigencias del siglo XXl, con incrementos de vida que basen sus fundamentos en la ciencia, la investigación y en instituciones sociales y políticas legitimadas por la ciudadanía y que deben derivar de la nueva constitución, con respeto al estado de derecho y sus dos pilares que son el respeto al debido proceso y a la presunción de inocencia. Para lograr lo anterior son necesarias políticas publicas inclusivas y con mejores presupuestos en educación, salud, vivienda, subsidios al desempleo y financiar la investigación científica. ¿Es mucho pedir?