Por Hugo Cox.- “Una crisis es cuando lo nuevo no nace y lo viejo no quiere morir, pero entre medio pueden surgir grandes demonios” (Antonio Gramsci). Esta frase grafica el estado actual del país, un país que transita hacia un nuevo estadio pero que a su vez está inmerso en una grave crisis cuya solución es compleja.
En esta crisis Piñera se transforma en parte del problema y no de la solución, que debería ser lo normal.
Se han cometido grandes errores, tanto en el gobierno como en la oposición, que pueden dar origen a más de algún demonio. Pero el país sigue su marcha en dos escenarios: el primero, la asamblea constituyente que deberá fijar y diseñar el país en el cual se quiere vivir (el deber ser); y el otro escenario es de mayor complejidad ya que dice relación con la crisis en este escenario donde los monstruos pueden emerger y poner en duda a la convención constitucional, profundizando la crisis. Lo anterior no es más que un posible escenario de alta complejidad, pero su no realización pasa por que los diversos actores actúen con responsabilidad, frente al imaginario colectivo de cambio.
En el plano internacional surge un hecho que pone en entredicho el “Consenso de Washington”, ya que el grupo del G7 aprobó un histórico acuerdo que implica el principio de una tasa mínima global del 15% para la tributación de las grandes empresas a aplicar país por país. En la reunión del G20 se dará a conocer dicho acuerdo y, además, se le comunicara a la OCDE para que arbitre la medidas (no hay que olvidar que Chile es miembro de la OCDE). Las implicancias que esto tiene son enormes, ya que es una variable para superar la crisis global y, de esa manera, junto a otras medidas de corte neo keynesiano, el capitalismo va a superar la crisis como lo sabe hacer, arrancado hacia adelante.
Muchos fenómenos ocurridos en Chile se explican a partir de lo que ocurre fuera de sus fronteras y, por lo tanto, cualquier programa político debe considerar dicha variable que modifica las relaciones de poder al interior del país. Por otra parte… ¿Cómo entender y comprender lo que asoma en nuestro horizonte? Vemos cómo elementos antinómicos surgen en este período histórico, que se traducen en consideraciones positivas y negativas. Esta dicotomía recorre la historia, y es el reflejo de una realidad conflictiva y la dualidad del ser humano, como una integralidad, donde las posiciones extremas se explican mutuamente.
Esta dualidad en contexto de crisis se estructura de la siguiente manera en Habermas: Luz/Tinieblas; Lógico/Ilógico; Orden/Conjetura; Ortodoxia/Heterodoxia; Pasado/Futuro; Campo/Ciudad; Civilización/Barbarie; Violencia Represiva/Revolución Emancipadora.
En síntesis, nos enfrentamos al sujeto histórico como sujeto cultural que plasma en la acción y en el discurso que construye en un proceso de diversidad de supuestos para que entren en el diálogo conflictivo y a su vez armonioso con el resultado de concepciones socialmente aceptadas. Este es el camino que se recorrerá en los dos carriles de la profunda crisis que vive el país.