Por Marcelo Miranda.- Los tiempos cambian, cambian las personas, las costumbres, las rutinas, pero a veces el cambo es sólo aparente y en el fondo, son las mismas necesidades y soluciones, con una cara distinta, adaptada a tiempos distintos. Alrededor de los 70 nuestro país empezó a vivir un creciente aumento de la presencia de cadenas de supermercados. En un mercado donde sólo aparecían incipientes marcas de supermercados como Almac, Unicoop, Agas y otros similares, que tenían unas pocas tiendas, muy pequeñas comparadas con los estándares actuales y con una cobertura limitada, vimos llegar la oferta creciente de cadenas, nacionales y extranjeras, que comenzaban a desarrollarse de manera acelerada, aumentando su cobertura y superficie de sala y mejorando progresivamente la oferta, ampliando ésta a productos que nadie en esos años pensaba ver dentro de un supermercado, como vestuario, menaje y otros que hoy son un must.
Este crecimiento explosivo de la oferta fue dejando en el pasado a los pequeños negocios locales y fue haciendo desaparecer progresivamente al almacenero del barrio, ese personaje al que recurríamos diariamente para comprar buena parte de la mercadería necesaria para nuestro día a día familiar.
La oferta permanente de productos, mix más amplios y profundos, la presencia de oferta comercial complementaria, en los primeros centros comerciales de conveniencia que se desarrollaban a la vera de algunos supermercados, facilidades de acceso y estacionamiento en una sociedad cada día más motorizada, entre otras razones, permitieron que cadenas como Cencosud, SMU y Lider (esta última con la llegada del gigante Walmart) y más adelante Tottus, se consolidaran como los centros de abastecimiento familiar por excelencia, con gran cobertura y oferta transversal a través del desarrollo de marcas segmentadas.
Sin embargo, pareciera que hoy el péndulo está empezando a venir de vuelta, de la mano de las nuevas rutinas de compra que nos ha dejado este último año. Así, estamos empezando a ver aparecer a un nuevo almacenero en el barrio, cadenas como Spid35, una especie de spin off de Supermercados Jumbo, de la mano de la tecnología y apoyada por la imagen ganada en muchos años en el mercado, está acercando los productos al cliente, en locales de formato pequeño y con una promesa de entrega rápida, gran surtido y alta calidad.
Este almacenero ciertamente es distinto al antiguo, no fía ni es fuente de pelambres del barrio, pero también va conociendo nuestras preferencias y nos permite tener más tiempo a nuestra disposición. Y debieran llegar más almaceneros a un mercado que está atento a respaldar con su compra estas iniciativas que facilitan la vida, quizás de la mano de otras cadenas o con marcas ya existentes, como Oxxo u OK Market o por medio de muchos pequeños emprendimientos, con un mercado más de nicho, que están apostando por tener visibilidad en las redes, pero no así en el plano físico y optan por el desarrollo de tiendas y cocinas oscuras, fuera de la visión desde la calle, pero muy presentes como tienda virtual, que apuntan a una cobertura eficiente y rápida de un sector específico de la ciudad.
Cambian los tiempos, cambian las costumbres y el retail se adapta con ideas frescas. Y los que damos el respaldo inmobiliario a todas estas iniciativas, tenemos la gran tarea de ayudar a construir una ciudad más amable para quienes la habitan.
Marcelo Miranda es arquitecto y gerente de desarrollo de PuntoChile