Por ElPensador.io.- El Director de Obras (DOM) de Recoleta y secretario de la Asociación de Directores y Profesionales de las Direcciones de Obras de Chile (ADOM), Alfredo Parra, replicó al presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Juan Sutil, quien comparó la revocación de un permiso de edificación en Plaza Egaña con el retorno de la Unidad Popular y afirmó que “muchas empresas que no construirían en Recoleta, además de Ñuñoa o Estación Central, ni que les regalen un sitio”.
Parra, que es DOM en Recoleta desde 2014, recalcó que “las comunas aludidas fueron objeto de un festín inmobiliario iniciado al menos hace unos 15 años”.
“Salvo algunos poco conocidos reclamos vecinales y algún activista de la ciudad, las instituciones responsables del desarrollo de la ciudad y la protección de los barrios poco han dicho y hecho sobre las nefastas consecuencias de la acción inmobiliaria de gran escala. Junto con los crecientes conflictos medioambientales, han ido en aumento los conflictos urbanos, lo que resulta de toda lógica dado que el derecho afectado es el hábitat. Así como las plantaciones de paltos y la minería afectan la disponibilidad del agua para el consumo humano, la industria inmobiliaria ha ido transformando la ciudad, algunas veces de forma irreversible, consumiendo el suelo de forma inarmónica. La saturación y colapso de las redes sanitarias, la destrucción de pavimentos públicos, la congestión vial, y la pérdida de calidad de vida de barrios forjados por generaciones de compatriotas, a los cuales no se les regaló nada”, manifestó Parra a través de una carta enviada a los medios de comunicación.
Apuntó, como un ejemplo, al “levantamiento de hacinamiento vertical en Estación Central, que contó con la más amplia libertad para ejecutar lo que quisieron. ¿No será oportuno que los empresarios ofrezcan una disculpa pública por su falta de ética al construir tamañas aberraciones? Y eso, ni siquiera abordando los problemas de legalidad de los Permisos o la corrupción naturalizada en la DOM del ex Alcalde Rodrigo Delgado. ¿Cuál es la autocrítica de sus representados sobre los efectos sobre la vida humana de sus propios clientes? ¿Dimensiona la catástrofe que puede significar la evacuación de esos edificios en un terremoto?”.
Ante eso, el dirigente de las DOM afirmó que “la molestia del Juan Sutil contrasta con la ausencia de autocrítica”.
Agregó que, “a pesar en entender el propósito de las declaraciones del Presidente de CPC, duele la injusticia de su emplazamiento. Actualmente se desarrollan en Recoleta diversos proyectos inmobiliarios y se otorgan Certificados, Permisos de Edificación y Recepciones Finales con completa normalidad. No contamos con terrenos para regalar, pero se respeta y defiende el derecho de todo propietario para realizar sus obras, dando cumplimiento a la normativa”.
Por ello afirmó que “algunos representados del señor Sutil se acostumbraron a hacer lo que quisieron y con recursos para contratar sendos equipos profesionales, desarrollaron la difícil habilidad de torcer las normas, para maximizar inversiones y reducir sus obligaciones con el resto de la sociedad. Hay muchos ejemplos, lo dejaré para otra oportunidad”.
Luego, ironizó diciendo que “siguiendo la lógica de lo declarado por el señor Sutil, sería bueno señalar qué comunas son actualmente del agrado empresarial, para ir buscándole terrenos de regalo. Claro que desde ya deben saber las constructoras que acepten dicho obsequio, que en todas partes de Chile DEBEN cumplir las normas. No es discrecional del DOM de turno permitir iniciativas que vulneren los Planes Reguladores ni que dañen el medio ambiente. La ciudadanía estará gustosa de contar con una industria responsable, orientada a un desarrollo justo para todos”.
Asimismo, recalcó que “no existe quiebre del Estado de Derecho en la legítima acción de las instituciones de un Estado democrático, que velan por el medio ambiente y la planificación urbana. Lo único que ha cambiado son las expectativas de la mayoría de la ciudadanía, que espera la acción decidida y oportuna de sus autoridades, en defensa de la ciudad, los barrios y su medio ambiente. Las amenazas poco veladas, invocando miedos del pasado, son inmorales, y solo retratan la bajeza de quién las invoca con el objeto de condicionar la discusión pública”.
“Si realmente existe interés del empresariado por un entendimiento entre los diversos actores involucrados, debieran comenzar por reconocer el daño causado y proponer su reparación”, sentenció Alfredo Parra.