Por Braulio Jatar (desde Venezuela).- Bill Clinton fue derrotado en tempranas aspiraciones, para luego convertirse en el gobernador y el presidente más joven en la historia de los Estados Unidos.
Durante su campaña presidencial y en el ejercicio de su presidencia, estuvo sometido a varios escándalos que logró sortear con carisma, suerte y muy especialmente siendo exitoso en el tema económico que permite el desarrollo humano.
Un candidato puede sostenerse sobre consignas; un presidente lo hace montado sobre resultados que importan a la gente. Los gobiernos totalitarios se alimentan de mensajes vacíos sabiendo que la gente no será convocada a elecciones limpias, por su parte los que son democráticos y exitosos, igualan sus promesas con los hechos.
Clinton llegó a la Casa Blanca con una agenda de cambiarlo todo, por lo que siendo joven y liberal sentía la necesidad de echar abajo lo que su antecesor Bush padre y Washington representaban.
Se dejó llevar, demasiado temprano en su administración, por temas como permitir la diversidad sexual en el sector militar, y una dramática reforma del sector salud con su esposa al frente, para luego echar para atrás uno y el otro, inclusive teniendo que soportar que la Primera Dama fuera llamada, por primera vez, ante un gran jurado por un fabricado caso judicial.
Los dos primeros años de su gobierno se evaporaron junto con cambios que eran una exigencia exclusiva de su grupo, pero no necesariamente de la mayoría y por seguro de la totalidad, por lo que en las elecciones parlamentarias a mitad de su periodo presidencial, trajeron una de las peores derrotas a un presidente en funciones.
Clinton entiende el mensaje del electorado y se concentra en los temas de todos, en lugar de los de un bando o el otro, incluso hace propios los de sus adversarios cuando resultan ser lo necesario para su país.
Cuando termina su segundo período lo hace bajo la penumbra de un deshonroso juicio político, mientras sus adversarios reconocen que EE.UU. nunca había tenido una economía tan fuerte, de igual forma se dedica a buscar la paz en el medio oriente hasta los últimos días de su administración.
Bill Clinton fue el primer presidente del Partido Demócrata en ser reelecto desde la época de Roosevelt, y en su discurso para la nominación de su vicepresidente hizo una pregunta ante la convención demócrata que marca el éxito de su gobierno: “¿Está el pueblo norteamericano mejor ahora?”.
Y esa es la pregunta que todo presidente demócrata bajo cualquier circunstancia tiene que hacerse.
Presidente Boric, la Biblia, el libro más vendido en la historia de la humanidad, nos enseña que cuando una nación se divide en bandos, se destruye a sí misma. (Mateo 12:25).
Segmento extractado de la Carta Semanal de Braulio Jatar, publicada en ReporteConfidencia.info.