ElPensador.io.- Más de 58.500 taxis colectivos hay en el país. Y alrededor de 1.750 sociedades que los controlan. Eso da un promedio superior a los 25 taxis por sociedad. En la Región Metropolitana, esa concentración se eleva a 45 patentes por empresa, en promedio.
Así se desprende de un registro del Ministerio de Transportes al que tuvo acceso ElPensador.io, en que se describen el mercado de los taxis colectivos, dando cuenta de un sector con alta concentración.
A este número se suman más de 34 mil taxis básicos en el país, 23 mil de los cuales están en Santiago. Junto a los automóviles que tienen patentes de taxis de turismo y ejecutivos, suman un parque total de más de 100 mil vehículos.
Tanto el número de taxis colectivos como la suma total implican un parque superior a la suma de los conductores de Uber y Cabify, lo que desmentiría las afirmaciones de los gremios de taxistas en torno a que las aplicaciones ya los habrían sobrepasado.
La concentración del mercado es una de las causas que explica los altos precios que alcanzan las transacciones de patentes de taxis, las que han alcanzado valores de hasta $18 millones.
Este parque de taxis tributa sobre renta presunta, y no sobre declaración de ingresos efectivos. Según los gremios, aportan en impuestos específico a los combustibles cerca de US$500 millones al año.
De acuerdo con el informe “Tecnologías Disruptivas: Desafíos, Riesgos y Oportunidades”, elaborado por la Comisión Nacional de Productividad, si los conductores de Uber tributaran por renta presunta como los taxis, debería aportar US$18.000.000 al erario público, una cifra similar a la que podría aportar el gremio de los taxis de acuerdo con fuentes del Servicio de Impuestos Internos, si la tributación por renta presunta fuera individual.
Sin embargo, en un escenario de concentración eso es diferente, porque las empresas de transportes pagan impuestos de sobre una renta que se presume el 10% de la tasación fiscal de sus vehículos. Las fuentes del SII señalan que dicha estimación (que va bajando año a año según la antigüedad de los automóviles) puede ser al menos un 25% menor a los ingresos reales.