Agencias.- BishopAccountability.org, una organización con sede en EEUU, que realiza un seguimiento de las acusaciones e investigaciones de las investigaciones y encubrimientos de abuso sexual en todo el mundo, dice que en 2014, los líderes de la iglesia chilena dieron cuenta de que el Vaticano estaba investigando al ahora destituido obispo de San Felipe, Cristián Contreras Molina, por presunto abuso sexual. La entidad afirmó que el prelado negó las acusaciones, y más tarde ese año, el Vaticano lo declaró inocente, según la diócesis, y el fiscal civil desestimó el caso por falta de pruebas.
Contreras Molina es uno de los dos prelados removidos de su cargo por el Papa Francisco este viernes, junto con monseñor Carlos Eduardo Pellegrín Barrera, que ostentaba el cargo en Chillán., sobre quien también había fuertes presiones de parte de los fieles de la zona para su remoción, dadas acusaciones que pesaban en su contra.
Así, ya son siete los obispos destituidos, después de que la totalidad de ellos hiciera el gesto simbólico de “poner sus cargos a disposición” del Sumo Pontífice.
A los 71 años, el ahora ex obispo de San Felipe tiene menos de 75 años, edad en la cual todos los obispos deben presentar su renuncia al Papa, quien puede aceptar o pedir a los eclesiásticos que permanezcan algunos años más.
En una de sus audiencias privadas el viernes, Francisco se encontró en el Vaticano con el arzobispo de Concepción, monseñor Fernando Chomalí. Fuentes vaticanas señalan que este encuentro es relevante puesto que es el único prelado que hasta ahora ha sido ratificado formalmente en su cargo y podría tener un rol relevante en la renovación de la iglesia chilena.
Próximamente podría renovarse la arquidiócesis de Santiago donde un cardenal Ricardo Ezzati se ha visto seriamente cuestionado al ser citado a declarar como imputado en un caso de encubrimiento, y ni siquiera pudo estar presente en el TeDéum de Fiestas Patrias.
El Pontífice ha reconocido que había subestimado la presencia de los sacerdotes pedófilos y otros abusos en la iglesia en Chile. También con anterioridad ha criticado duramente a los obispos de Chile por destruir pruebas de crímenes sexuales, presionar a los abogados de la iglesia para minimizar las acusaciones y descuidar la protección de los niños contra los sacerdotes pedófilos.
No obstante, ha dado señales contradictorias al mantener bajo su alero al ex arzobispo de Santiago y cardenal Francisco Javier Errázuriz, que ha sido acusado por víctimas del sacerdote Fernando Karadima como encubridor.