Por Gonzalo Martner.- El gobierno anunció un plan para la clase media que incluye:
1) Un crédito para cubrir hasta un 70% de los ingresos de los trabajadores (con un tope de 2,6 millones) que recibían sobre 500 mil pesos mensuales antes de la crisis y que puedan acreditar una caída significativa. El préstamo beneficiaría a 605 mil personas en 4 cuotas mensuales con una tasa de interés de 0% y 4 años para pagarse, con 1 año de gracia.
2) Postergar el pago de créditos hipotecarios con garantía estatal, ya sea el 100% de 6 dividendos o el 50% de 12, para quienes tengan compromisos para primera vivienda cuyo valor sea menor a UF 8.000 y sean jefes de hogar desempleados o con contrato suspendido e independientes con caída significativa en sus ingresos.
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3) Ampliar el subsidio de arriendo para la clase media para aquellas familias que han visto caer sus ingresos en más de un 30% y que no hayan recibido antes el beneficio ni el IFE, por 150 mil pesos durante 3 meses para arriendos hasta $400 mil.
4) Ampliar el Crédito para la Educación Superior (CAE) para estudiantes que no tengan otros beneficios estudiantiles y cuyas familias hayan disminuido ingresos después del último proceso de postulación a beneficios de marzo de 2020.
Adquirir nuevas deudas no es una respuesta para la mayoría de las familias que ya están muy endeudadas (el endeudamiento ha sido parte fundamental del modelo económico neoliberal para ampliar el consumo de las personas de ingresos bajos y medios), ni tampoco ayuda ampliar el CAE para los estudiantes, que no harían más que ampliar su mochila.
Por otro lado, postergar deudas, como el dividendo, no hace más que diferir pagos frente a un incierto horizonte futuro de los ingresos familiares.
Ampliar el endeudamiento o diferir el pago de deudas tiene como supuesto la recuperación rápida (en V y no en U o en L) de los ingresos de las familias y de los empleos y remuneraciones, lo que desgraciadamente no se avizora. Lo más probable es desgraciadamente será muy lento dada la ausencia de medidas de mantención del empleo y de los ingresos de envergadura suficiente. Frente a la caída de la producción por razones sanitarias no se ha actuado con energía para evitar la caída estrepitosa del empleo y de la demanda de consumo de los hogares por la disminución de ingresos.
En cambio, el subsidio al arriendo de la vivienda -que habría que extender de modo equivalente al dividendo, en su caso- es una medida con más sentido, aunque el anunciado es de un monto muy bajo, que habría que ampliar. Reiteramos que esto es posible considerando un triple programa de financiamiento: uso de las reservas fiscales, endeudamiento a bajo costo e impuesto especial a las grandes fortunas.