Señor Director:
El término “burbuja” se aplica en distintos mercados cuando el precio de los activos (financieros o reales) aumenta considerablemente en base a especulaciones. Es decir, no existe una justificación a tal variación, sino que responde a expectativas de los agentes económicos. En específico, las burbujas inmobiliarias están relacionadas a alzas injustificadas, mas bien especulativas, sobre el precio de los inmuebles.
Por lo demás, el mercado financiero puede agudizar esta situación cuando sobreexpone a los individuos al riesgo, por ejemplo, aumentando el porcentaje de financiación para créditos hipotecarios, solicitando menos garantías y reduciendo las exigencias sobre la capacidad financiera de quien los obtiene.
En el mercado inmobiliario nacional, se ha evidenciado que los precios de la vivienda han aumentado a mayor ritmo en los últimos tres años y el Biobío no es la excepción. De hecho, Concepción y San Pedro lideran las alzas llegando aproximadamente al 14% en el periodo 2018-2020.
Parte de este aumento se justifica por las tasas históricamente bajas de créditos hipotecarios, optimismo y expectativas de largo plazo frente al desarrollo económico del país, pero se contrarresta por la crisis COVID-19 y el efecto negativo que generó en el mercado laboral e ingresos de las familias.
Por lo demás, la mayor oferta desarrollada por las inmobiliarias ha permitido lograr un equilibrio en el mercado disminuyendo las presiones sobre los precios. Por lo anterior, se espera que el mercado ajuste sistemáticamente los precios y estructuralmente se equilibre en torno a los fundamentos y estabilidad mostrada en el país.
Jaime Vera, es ingeniero comercial y docente de la Escuela de Negocios de la Universidad de Las Américas