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Cerro San Cristóbal: el lugar desde donde Valdivia planificó la fundación de Santiago

Por Juan Medina Torres.- El 19 de enero de 1540, Pedro de Valdivia, maestre de campo del conquistador del Perú Francisco Pizarro, en una ceremonia religiosa realizada en el Cusco, prometió solemnemente fundar una ciudad bajo la invocación del Apóstol Santiago y edificar una iglesia consagrada a la Asunción de la Virgen María, en los territorios que conquistaría. Al día siguiente, como Teniente Gobernador, junto a ocho soldados y algunos indios, inició la histórica marcha al sur.

Once meses después, la expedición con 150 españoles a caballo y a pie, seguidos por un millar de indios de carga, llegó al valle del Mapocho y acampó al pie del San Cristóbal, probablemente frente a la actual calle Purísima. Acompañaban la caravana una sola mujer de raza blanca, Inés Suárez, y tres clérigos.

La amplia planicie del valle cubierto de tupidos espinares se extendía hasta los primeros contrafuertes de la Cordillera de Los Andes. El Mapocho era la frontera meridional del imperio Inca, sus habitantes, que hablaban el quechua, eran sus tributarios (mitimaes).Cultivaban maíz, papas, frijoles, quinua, tabaco y una especie de avena que llamaban teca de la que hacían harina. Además, aprovechaban los frutos naturales del arrayán, el maqui, el quilo y otras plantas. Poseían un conocimiento aventajado de irrigación. Según Vicuña Mackenna, Valdivia se decidió por este lugar para fundar Santiago, acatando las ordenanzas de las Leyes de India que indicaban que “el terreno y cercanía que se ha de poblar se elija en todo lo posible el más fértil, abundante de pasto, leña, madera, metales, aguas dulces, gente natural, acarreos, entrada y salida, y que no tengan cerca lagunas, ni pantanos en que se críen animales venenosos, ni haya corrupción de aires y aguas”.

Luego de algunas semanas de descanso, Pedro de Valdivia citó a sus capitanes a un consejo de guerra y, con su aprobación, decidió convocar a los caciques a un parlamento con todas las solemnidades que indicaban las circunstancias.

El primer parlamento con indígenas

Mariño de Lobera, integrante de la caravana de Valdivia, relata que asistieron a esa reunión los caciques de Colina, Lampa, Butacura (¿Batuco?), Apoquindo, Cerrillos de Apochame, Talagante y otros hasta el Cachapoal; Carvallo añade los nombres de Millacura, Huara Huara y Huelén Huala, señor del sitio donde se edificó la ciudad.

La ostentosa ceremonia sirvió a Valdivia para informar a los asistentes sus intenciones de fundar la ciudad de Santiago en este lugar. Leyendo un extenso documento, que era traducido por un indio peruano, justificó la conquista y explicó su significado. El cacique Quilacanta de Colina respondió en nombre de todos. El español podía estar tranquilo.

Días después, Valdivia acompañado por el cacique Millacura, subió a la cumbre del San Cristóbal y contempló el valle. A sus pies el río Mapocho se abría en dos brazos, uno era el actual cauce y el otro corría por la actual Avenida Bernardo O’Higgins. Ambos se unían a la altura de la actual avenida Brasil, formando una isla con las más ricas tierras de la región. Luego de esto, Valdivia pensó y exploró hasta que se decidió por la isla del cacique Huelen Huala. Desde el punto de vista estratégico era el sitio más adecuado para fundar Santiago. Ordenó desarmar tiendas y rucas y atravesar el río Mapocho, rumbo a las nuevas posesiones.

Nota: Las primeras dos imágenes corresponden al acta de la fundación de Santiago.

 

Publicación posible gracias al Fondo de Medios del Ministerio Secretaría General de Gobierno.