En San Bernardo, el CESFAM Padre Joan Alsina se ha convertido en un faro de dignidad para las personas mayores, combinando atención preventiva, comunidad activa y resistencia frente a los recortes. Aquí, la salud no es solo tratamiento: es encuentro, alegría y derecho.
ElPensador.io.- A Ana Cecilia la bautizaron así en homenaje a la célebre artista nacional Cecilia Pantoja, “La Incomparable”, fallecida hace dos años. Y en una simpática escena de coincidencia, Ana Cecilia Arraigada Segura saltó rauda de su asiento para correr al micrófono y entonar las primeras estrofas de “Baño de mar” en una especie de concurso Si se la sabe, cante, durante el “Gran Malón Bailable” del CESFAM Padre Joan Alsina realizado hace unos días en el Canelo de Nos, en San Bernardo.
El evento, organizado por el Equipo de Participación y Promoción de Salud, el Programa MAS, el Programa de Adulto Mayor y RBC del centro de salud, en colaboración con organizaciones comunitarias, reunió a más de 200 personas en una jornada de jolgorio, cantos, baile y antifaces. Los asistentes vivieron momentos de encuentro, compartieron experiencias y accedieron a información sobre bienestar y salud.
“Ni en la ducha”

En medio de la algarabía, conversamos con Ana Cecilia, quien reveló su participación activa en las actividades del consultorio: “Yo soy del sector de Valle Nevado y participo en un club de la tercera edad donde hacemos distintos tipos de juegos, como la lota. Me atiendo en el consultorio porque me tratan muy bien. Esta actividad me parece excelente, el año pasado también vine. Es muy entretenido. Venimos en grupo con varias amigas, aunque algunas faltaron porque estaban medio enfermitas. Es muy agradable reunirnos aquí, aunque —realmente y pese a que me paré altiro— yo no canto ni en la ducha”, dice riendo a carcajadas.
“Mis hijos están fascinados”
En un rincón del salón, Gladys Vilches y Elizabeth López tarareaban con entusiasmo las canciones, pese a estar recién conociéndose. Gladys comenta:
“Hace muchos años que participo en estas actividades. Me gustan porque dan energía, lo pasamos bien. No estar sola en la casa haciendo cosas. Yo asisto al CESFAM Padre Joan Alsina, y los kinesiólogos van a hacernos gimnasia en la sede donde vivo. Ellos nos invitan. Es increíble, se nos olvidan los problemas, hasta los achaques”.
Elizabeth complementa: “También pertenezco al Joan Alsina, a un club de diabéticos. Me gusta ir porque uno se entretiene y se olvida de la rutina y de las enfermedades. Mis hijos están fascinados con que yo participe. Estaba en un Taller de Adulto Mayor, pero me retiré por salud. El próximo año, si Dios quiere, me reintegro”.
Ambas coinciden en que más personas mayores deberían participar en este tipo de actividades que congregan vivencias e historias de vida.
“Las abuelitas tienen el espíritu”

Geraldina Gómez y Óscar Sanhueza, matrimonio de varias décadas, también compartieron su experiencia: “Somos de la Villa La Arboleda y es primera vez que participamos. Me encantó. Hemos estado en paseos a la playa y otras cosas. El solo hecho de salir a compartir nos hace muy bien”, dice Geraldina.
Óscar agrega: “Lo hago más por mi esposa. No me gustan mucho las cosas sociales, pero me siento bien cuando lo hago. Esto nos hace bien a la salud, no solo física. Tengo problemas en las piernas, quizás me operen, pero me ha hecho muy bien”.
Geraldina lo interrumpe con ternura: “Antes no existía esto, la gente se quedaba en sus casas. Es excelente este avance. Si uno puede moverse, llega, aunque sea en silla de ruedas. Vale mucho la pena. Vi varias abuelitas que llegaron en silla, porque tienen el espíritu de unirse”.
“Tenía vergüenza, pero bailé”

Ya avanzado el Gran Malón, divisamos a don Eduardo Tapia, de 81 años, bailando con energía juvenil. Nos cuenta: “Me atiendo en el CESFAM porque nos reciben muy bien. Está cerca de mi casa. Hace poco estuve dos meses sin salir, y me fueron a ver. Tengo problemas en los brazos, pero la atención es excelente. Era primera vez que venía a algo así, tenía vergüenza. Quería agarrar pareja. Esta señora es amiga mía, así que todo bien. Lo he pasado súper bien, bailé y todo. También permite reencontrarse con gente que no veía hace tiempo. Voy a volver las veces que sea necesario”.
Su hijo, también llamado Eduardo, lo mira con ternura: “Estoy contento de ver a mi papá disfrutar. Él trabajó muchos años, estaba acostumbrado a estar activo. Con el tiempo se ha limitado, así que venir acá es súper bueno. Se entretiene, conoce gente, le cambia el ánimo. Estas actividades les hacen muy bien. Siempre que viene, me cuenta todo lo que hizo. Eso me alegra”.
“Volver a ser niños”
En los jardines del Canelo de Nos, la directora del CESFAM Padre Joan Alsina, Badía Zuleta Bove, nos explica el origen del evento: “Este es el primer año que comparto aquí con mi equipo. Nació porque las personas mayores son nuestro futuro. Todos esperamos llegar a esa edad así de activos. Se hace para que se junten, se motiven y se activen. Y es cosa de verlos: ¡están felices! Bailan, ríen, son como niños. En el fondo, vuelven a ser niños en estas instancias. Ese es el regalo que el CESFAM quiere entregar a la comunidad”.
Respecto al alcance de su labor, Zuleta agrega: “A través del Programa MAS —que ahora está en paralización— estamos atendiendo a más de 200 personas mayores”.
Un retroceso total
Durante la realización del “Gran Malón Bailable” del CESFAM Padre Joan Alsina, se desarrollaba en paralelo una movilización por el recorte presupuestario al Programa Más Adultos Mayores Autovalentes (MAS AMA). Respecto a esta situación, la directora Badía Zuleta Bove expresó con firmeza:
“Para nosotros, la decisión de recortar el presupuesto para este programa es un retroceso total en la salud pública de Chile. Estamos al debe con nuestros adultos mayores. Aún no asumimos que Chile es un país envejecido, y cortar esta instancia —que permite reunirse, conversar, compartir problemas comunes— es como mutilar la salud de las personas. Sabemos que no hay oportunidades laborales para la tercera edad, que la jubilación es un problema financiero serio. Si se mide con cifras de pandemia, claro que todo retrocedió, pero ahora que están activos, no se entiende. ¡Uno quisiera invitar a las autoridades a ver en terreno cómo crece este programa! Nos están quitando recursos básicos, incluso para movilizarnos o compartir un café. Nos están dejando encasillados solo a la atención en los centros”.
Como si fueran mi familia
Durante el evento, dos jóvenes se movían entre los asistentes con cámaras y sonrisas. Nicolás Sotomayor, periodista de la Corporación de Salud de San Bernardo, reflexiona: “Estas actividades son muy buenas para las personas mayores. Se sienten incluidos, activos. No siempre tienen estas oportunidades. Que haya gente joven trabajando con ellos los potencia y los mantiene en movimiento, lo que es muy sano”.
Su compañero, el publicista Bastián Fredes, agrega: “Trabajo hace diez años en la Corporación. Me encanta verlos con esa energía. Conversé con un señor que se llama Luis, como mi papá. A ellos los veo como si fueran mi familia. Me encanta impregnarme de su vitalidad. Para mí, eso es sabiduría”.
La acogida es maravillosa
Benedicto Sanhueza, de 61 años, se atiende en el CESFAM por diabetes e hipertensión. Sobre el Programa MAS AMA, comenta: “Es muy beneficioso. Nos inspira a hacer ejercicio, a mantenernos en forma. Con los años uno se pone tieso, pierde movilidad. Esto ayuda mucho. Además, la acogida de los profesionales es maravillosa, con buen trato y dedicación”.
Su esposa, María Lazcano Guevara, se suma: “Llegué por una tendinitis entre el codo y la muñeca. Me están haciendo terapia. No sabía que hacían eso en el consultorio. Ya llevo dos clases. Esta actividad con baile, música y alegría me encantó. Nosotros vivimos solos, nuestros hijos ya no están en casa. Esto nos hace revivir”.
Benedicto concluye con un llamado: “Me gustaría que se preocuparan más por los viejitos. Hay muchos que están solos, invisibles. Podría haber un programa municipal puerta a puerta para encontrarlos. Hace poco encontraron a un caballero que había muerto hace un año sin que nadie lo notara. Hay mucha gente que no sabe de estos programas que tanto bien hacen”.
Me siento muy feliz y orgulloso
Don Luis Aguirre Delpin, participante del Taller de Canto, se convirtió en centro de atención por su discurso improvisado de gratitud e integración. Al finalizar el evento, compartió:
“Estoy en tratamiento contra el cáncer. Esta actividad significa mucho para mí. Nos sentimos bien acogidos por la sociedad. Todavía tenemos espacio para actuar y ser representativos. Uno se enorgullece de estar aquí, porque entiende que ya son los últimos días, los últimos años. No sabemos cuándo será el fin, pero sí distinguimos dentro de nosotros la angustia, el dolor, la búsqueda. Estoy agradecido. Me siento muy feliz y orgulloso de lo que soy. Y tengo la convicción de que más personas deberían integrarse con fuerza a estas actividades. La sociedad nos está brindando un espacio maravilloso”.
Es la esencia de la Atención Primaria
Para cerrar una jornada de vívidas emociones compartidas, contrastes generacionales y un notable trabajo en favor de los adultos mayores de San Bernardo, dialogamos con Giovana Álvarez, presidenta de la Asociación de Funcionarios del CESFAM Padre Joan Alsina. Su balance del evento fue claro: “Excelente. Más de 200 abuelitos se congregaron hoy y estaban todos muy felices. Lo hacemos todos los años, partimos después de la pandemia y la recepción ha sido fenomenal. Es el malón del año para ellos. Quedamos muy contentos”.
Resultaba inevitable preguntarle por la decisión de seguir adelante con la actividad en medio de una movilización que buscaba defender el Programa Más Adultos Mayores Autovalentes (MAS AMA) ante los recortes presupuestarios anunciados para 2026. Álvarez lo explica con convicción: “La decisión fue fácil porque tenía que ver con la continuidad del programa MAS. El gobierno quiere restringir su financiamiento usando indicadores de una época en que los abuelos no podían salir por la pandemia. Esos datos no reflejan la realidad actual. Por eso decidimos seguir adelante con la actividad, porque trataba justamente del mismo tema”.
Luego, profundiza sobre la relevancia estructural del programa: “¡La esencia de la Atención Primaria de Salud es la prevención! Estos son los programas que realmente apuntan a eso. Lo asistencial hay que hacerlo igual, porque la gente ya está enferma, pero esto es lo que define nuestra misión. Lamentablemente, el gobierno tomó una mala decisión. Los abuelos reaccionaron y están defendiendo su programa en todo Chile. La dificultad la puso la Dirección de Presupuestos, que solicitó requisitos administrativos que el Ministerio de Salud no cumplió. Al final, los perjudicados son los abuelitos”.
Lo que constituye una atención preventiva eficiente para miles de personas mayores queda ahora en una angustiosa incertidumbre. Si se impone la cordura y la empatía, las autoridades debieran revertir los recortes financieros anunciados. Pero si prevalece la apatía institucional, la afectación a la salud física y mental de abuelas y abuelos será profunda, injustificada y éticamente insostenible.

