Carlos Cantero analiza las dinámicas del poder duro y el poder blando, y cómo interactúan para generar inseguridad e incertidumbre.
Por Carlos Cantero.- Hemos analizado los elemento exógenos, presentes en la guerra de Cuarta Generación (Asimétrica), considerando las acciones de adversarios ideológicos. Pero, también hay elementos endógenos al modelo de desarrollo del Estado afectado: la ética, la dignidad humana y la justicia social, que generan percepción de incertidumbre e (in)seguridad ciudadana, lo que eleva la conflictividad social. Vivimos una grave crisis ética y política, que debemos asumir antes que sea demasiado tarde.
La guerra asimétrica es un tipo de confrontación que combina elementos del poder duro (Hard Power), propios de la guerra convencional, guerrilla, insurgencia, terrorismo y crimen organizado, que erosionan la estabilidad y legitimidad del Estado atacado; con los elementos del poder blando (Soft Power)[1], una forma de sometimiento suave, generalmente cultural, en forma mimetizada, que inciden en la legitimidad de las instituciones, cohesión social y la confianza ciudadana.
El poder blando usa fuerza con disimulo, manipula información, elementos culturales, éticos y filosóficos, influyendo el comportamiento social. Es una estrategia de mismidad (y mimetismo), desde el interior de una comunidad, con opacidad, postverdad y fakenews. Las redes sociales son relevantes para viralizar mensajes, coordinar acciones, manejar propaganda, guerra sicológica, operaciones de influencia discursiva o acciones operativas: ataque cibernéticos, violencia y secuestros, robo de información, atentados a infraestructura crítica y deslegitimación institucional.
La inseguridad, refiere al sentimiento de desconfianza y desprotección frente a amenazas o riesgos.
La incertidumbre refiere al desconocimiento sobre lo que puede suceder en la Sociedad o en la vida personal.
Sus principales expresiones son: la inseguridad personal, miedo a la delincuencia, violencia, terrorismo, las migraciones desbordadas, o desastres naturales; inseguridad económica, preocupación por el desempleo, la pobreza o la falta de acceso a servicios básicos; incertidumbre social (previsión y salud), normas sociales y el futuro; y la incertidumbre ambiental, el cambio climático, la degradación del medio ambiente. La conflictividad social se explica por el sentimiento de inseguridad e incertidumbre, por la globalización, los avances tecnológicos, cambios sociales, la crisis ambiental, pandemias, terrorismo, ciberdelincuencia.
La desigualdad social y la falta de oportunidades, son fuente de gran inseguridad, lo mismo que la concentración de la riqueza o la pobreza.
El individualismo y materialismo degradan la calidad de vida, deterioran los indicadores de desarrollo humano y -lo más importante- afecta la subjetividad de las personas y su salud mental: estrés, ansiedad, miedo y la secuela de enfermedades sicosomáticas.
La afectación del bienestar genera desconfianza, polarización social, debilita la cohesión y la cooperación, promoviendo individualismo, populismo y extremismos.
Para abordar con éxito la inseguridad y la incertidumbre, causa basal de conflictividad, se requiere Desarrollo Humano, mejorar la calidad de vida, la desigualdad social, la pobreza y la exclusión, fomentando la ciudadanía responsable, el pensamiento crítico, la capacidad de adaptación al cambio, con diálogo social, comprensión mutua, tolerancia, consensos. Esto requiere urgentes cambios en la relacionalidad política y en las prioridades temáticas para proteger la democracia.
Carlos Cantero es Geógrafo y Doctor en Sociología, Ex Diputado y Senador chileno
Notas
[1]Ejemplos de poder blando: la cinematografía (EEUU), el comercio (China), el contagio de gustos (tipos de comidas).