ElPensador.io.- Sin aspavientos, pero a paso seguro, China va consolidando su posición dominante en el cono sur de América, logrando que los países vayan tras de su capital y poderío, en vez de al revés.
Chile y Perú, de hecho, prácticamente al unísono han proclamado sus intenciones de acentuar las relaciones con el gigante asiático.
Por una parte, el Presidente chileno Sebastián Piñera, que en visita oficial a China convocó con palabras de gran significado: “Queremos transformar a Chile en un centro de negocios para compañías chinas, para que ustedes, desde Chile, puedan llegar a toda América Latina«, dijo el mandatario, en medio de una gira que lo llevó a reunirse con una serie de empresarios relacionados con el transporte eléctrico y el retail.
A su vez, Perú anunció hoy que firmará un memorando de entendimiento para unirse a la iniciativa de infraestructura del cinturón y la carretera de China en los próximos días. El embajador Jia Guide hizo el anuncio a los invitados en una fiesta privada en Lima junto con el vicepresidente de Perú, mientras China iniciaba una cumbre de tres días por el Cinturón y la Carretera en Beijing, a la que asisten el ministro de comercio de Perú y líderes de todo el mundo.
Esto significa un paso significativo en una carrera por constituirse en la playa desembarco definitivo de China en SudAmérica, pues convertirá a Perú en una de las pocas naciones latinoamericanas que se unirán formalmente a la política de infraestructura más importante de China. Chile anunció que se uniría a la iniciativa en noviembre.
El presidente chino, Xi Jinping, lanzó por primera vez su política «One Belt, One Road» en 2013 como una manera de expandir los vínculos de Beijing con Asia, África y Europa a través de miles de millones de dólares en inversiones en infraestructura.
Pero al mismo tiempo, tanto la gira del presidente chileno como las iniciativas peruanas, constituyen una desobediencia organizada a Estados Unidos, cuyo secretario de Estado, Mike Pompeo, visitó recientemente el continente desprestigiando al gobierno de Beijing y las empresas asiáticas. Pompeo criticó las acciones «infames» y las prácticas de crédito «depredadoras» de China, que los críticos dicen que los prestatarios deben a Beijing.
Pompeo advirtió que la tecnología china, incluida la de la firma Huawei, plantea un riesgo de seguridad que podría afectar el intercambio de información por parte de Estados Unidos.