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Concepción Balmes: “Un hombre que sabe es un hombre libre”

ElPensador.io.- La artista visual Concepción Balmes es enfática en señalar que la cultura es parte fundamental de la construcción social, razón por la cual es fundamental que quienes han vivido inmersos en el desarrollo cultural y en el arte tenga una voz en la redacción de la nueva constitución.

Balmes (hija de los artistas Gracia Barrios y José Balmes) vivió una parte importante de su juventud en París, debido al golpe de Estado. “Mi madre y mi padre tenían cargos en la Universidad de Chile y fueron exiliados. Terminé el colegio allá y luego la universidad”, explica en conversación con ElPensador.io, destacando que gran parte de su obra está marcada por esa experiencia de desarraigo que se traduce en sus obras centradas en la memoria y en la tierra.

“Hay una parte mía que está aferrada a esta tierra, aunque estaba lejos, yo soñaba con Chile. Mi pintura tiene aún ese sesgo, esa nostalgia. Es algo con lo que he trabajado siempre. Por eso me toca tan fuertemente el tema del paisaje, las aguas, el daño ecológico, el camino hacia la extinción de la biodiversidad, que es tan violento… ”explica la artista.

– ¿Cómo se relaciona eso con intentar participar en la nueva constitución?

La cultura y lo que ocurre hoy día, este camino constituyente, tiene mucho que ver con eso también, con una necesidad de país de reflexionar en conjunto, desde un espacio de construcción. Hay una carencia, no respecto al aporte que la cultura hace, que no se entiende bien. El aporte de la cultura es provocar, generar esta reflexión para la construcción, que tiene que ver con el mundo sensible, con la empatía, con la capacidad de ver al otro, con el respeto a las culturas originarias, hacia la naturaleza. La cultura es transversal, atraviesa todos los campos. Ese es el gran valor de la cultura en el proceso constitucional. Tenemos la oportunidad fantástica de hacer una nueva constitución.

– Hay que gente que asocia el mundo de la cultura a la izquierda, piensan que todos los artistas son bohemios y de izquierda. ¿Qué piensas de eso?

Yo diría que el artista es alguien que construye pensamiento a partir de la creación. Por ejemplo, pensemos en la educación: la cantidad de ramos artísticos que han sacado de los colegios, porque solo lo pragmático es útil. Se trata de formar seres que vayan a trabajar y no se pregunten nada, que trabajen y estén muy cansados cuando salgan y lo único que quieran sea ir al mall. No es un tema de ser de izquierdas o de derechas, es un tema de hacerse cargo de la sociedad en que vivimos. La pandemia ha puesto en evidencia las falencias. Si uno es chileno está envuelto y perdido entre el miedo y la rabia, y eso tiene que ver con que no hay un espacio de contención, aquel donde pensamos juntos, donde podemos ser con el otro. Justamente porque no es un tema de izquierdas o derechas, sino porque la cultura es la matriz que tiene que impregnar el pensamiento de qué hacer en el país, qué se necesita. El país entero necesita esa otra mirada que hace que el pensamiento te lleve a construir espacios nuevos. Nunca ha habido una infraestructura tan grande en centros culturales, pero no funciona. ¿Por qué? Están vacíos, botados. Es un problema de políticas culturales.

– ¿Y ahí el Estado ha sido insuficiente?

Muy insuficiente. Los países de Europa aportan un 6% del PIB. Está estimado de que debería ser por lo menos el 1% como mínimo, y en Chile es un tercio de ese 1% y ha bajado en el último tiempo. Tenemos un paisaje desolado. Por eso no funcionan los espacios de cultura. Sólo funcionan las galerías de arte que son privadas. El gran tema nuestro como creadores independientes es visibilizar la cultura como manera de influir humanamente, con inteligencia, con sensibilidad y sentido común y sentido de humanidad, de país, lo que vamos a construir en esta nueva constitución.

–  Si tuvieras la oportunidad de construir en un artículo de la nueva constitución una idea de la cultura, ¿cuáles son los principios que deberían estar?

De partida el derecho de todo ciudadano, de todo niño y joven, a participar de la cultura. Eso no es ir a espectáculos. Hay algo que está muy malentendido. Como vivimos en una sociedad consumista, se cree que lo que sale de la cultura es entretenimiento. Y no es eso: la cultura es “hacer”. Imagínate un joven que está en la droga hasta el cuello. ¿Cómo no va a ser importante que ese joven pueda repensarse, que pueda reconstruir sus dolores a través del arte? Eso, por ejemplo, es totalmente insuficiente. Nunca hay presupuesto. Para mí, lo más importante es eso, pensar, desde la cultura, pensarla como semilla del pensamiento. Y no solo eso. El conocer, saber, ir más adentro, que es el camino de la libertad. Un hombre que sabe es un hombre libre. Es la manera de tener mayor democracia, una democracia más real. En el camino del arte te vas dando cuenta de la manera en que una y otra vez te enseña a repensarte, a analizar, a observar. En términos de educación es clave. Desde los niños hasta los viejitos. Es un quehacer que solamente puede aportar desarrollo al país. Lo pondría como lo fundamental. Luego está exigir que evidentemente lo que se destina a cultura sea decente para hacer funcionar los espacios necesarios, para poder llegar a la gente. Yo partiría de ahí.

– ¿Qué le dirías a quienes tienen el discurso de que en crisis los países debieran invertir más en lo que haga surgir a la economía en desmedro de la cultura y las artes?

En un momento eso lo dijo la ministra de Cultura. Dijo que no era el momento de poner fondos en la cultura porque estábamos en crisis y había cosas más importantes… El asunto es que siempre hay cosas aparentemente más importantes y siempre lo económico, lo utilitario… pero antes de la crisis estábamos igual, en la misma situación, siempre la mirada puesta en el producto que hay que vender. Hablan del artista como alguien que hace cosas para vender, no que el artista piensa, sino que el artista fabrica objetos para vender. Si pensamos en el arte como fábrica de empanadas, estamos muy lejos de entender de qué se trata.

– En tu impresión, este movimiento de creadores de arte y cultura, ¿llegó para quedarse?

Creo que llegó para quedarse, porque es una inquietud que comparte mucha gente. Evidentemente los partidos políticos no están dando la respuesta que los ciudadanos necesitan, hay desconfianza también hacia ellos. Y creo que el tema es ir más al fondo. Incluso la economía puede ser un producto de una reflexión bien o mal hecha. Esa inquietud llegó para quedarse y lo veo en mucha gente que tiene esa sensación de mucho vacío, de mucha angustia, por esta carencia de profundidad, de inteligencia, de la verdadera inteligencia, no de la práctica. Tienen que juntarse fuerzas distintas, capacidades, energías distintas, para hacer que el país funcione. Por eso los países desarrollados tienen una actividad cultural enorme, porque es parte fundamental de la construcción social.