Señor Director:
Hace unos días la OMS conmemoró el Día del Aire Limpio. Nos recuerda que la contaminación del aire mata a más gente que los accidentes de tránsito. Nuestra actual Ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas, aclara que nos afecta a todos en todas partes.
La contaminación biológica/sanitaria también ocurre en interiores, donde pasamos más del 80% del tiempo. En pandemia, especialmente grave es la concentración de aerosoles respiratorios, principal forma de contagio Covid-19. Las medidas ministeriales de mascarillas quirúrgicas y lavado de manos apuntan al contagio por gotas y contacto; error omnipresente en el gremio salud, disfuncional para prevenir contagios Covid-19 por aerosoles. Urge que ministerios de Salud, Educación, Trabajo, Transporte, Cultura y Ambiente normen de una vez un estándar preventivo de calidad sanitaria de aire interior, apto para Covid-19, consistente en: ventilación continua y mezclada, manteniendo concentración de CO2 bajo 700ppm, medida con sensor NDIR; en su defecto, filtrar continuamente con HEPA o MERV13 o superior todo el aire de cada recinto a razón de al menos 6 recambios por hora. Las cajas Corsi-Rosenthal ofrecen una alternativa asequible. Los elementos de protección personal (EPP) adecuados para aerosoles son los respiradores autofiltrantes N95 o FFP2 certificados (o KN95, pero tensada a la nuca y que no sea pirata), sin barba en la zona de ajuste.
El aire limpio nos debe ser provisto. Covid-19 es secuelante y prevenible. Los brotes son siniestros de seguridad, no accidentes. La negligencia normativa de la autoridad ha hipotecado la sobrevida saludable de la población, la economía, al sistema de salud y, quizás, la viabilidad social. Necesitamos respirar sin morir en el intento.
Luis León Cárdenas Graide
Ingeniero Civil en Computación, Universidad de Chile