Por Juan Medina Torres.- Cuando Alberto Mackenna asumió la Intendencia de Santiago, hizo suya la idea de crear un Jardín Zoológico en nuestra capital y, junto con el profesor Carlos Reed, inició una campaña para obtener los terrenos y el financiamiento.
El resultado de dichas iniciativas fue la dictación del Decreto Secc.1ª. Nº 525 del Ministerio de Agricultura, Industria y Colonización, de fecha 25 de mayo de 1925, firmado por el Presidente Arturo Alessandri Palma, mediante el cual se creó el Jardín Zoológico Nacional de Chile en el Cerro San Cristóbal, considerando, dice el documento, la influencia educadora de estos establecimientos. Su organización y funcionamiento dependían de la Intendencia de Santiago y se nombró como Director honorario al profesor Carlos Reed. Al mismo tiempo, el ministro de Agricultura, Claudio Vicuña, destinó $60.000 para iniciar las obras (que llevado a dinero actual sería más de US$1 millón de dólares).
El 1 de septiembre de 1925 el Ministerio del Interior dictó el Decreto Supremo Nº 4273 destinando 7,5 hectáreas del Cerro San Cristóbal para instalar el Jardín Zoológico cuya construcción quedó a cargo del arquitecto Oscar Alberto Prager.
En los primeros días de diciembre de 1925 llegaron a la Estación Mapocho más de setenta animales donados por los Zoológicos de Mendoza y Buenos Aires, gracias a las gestiones realizadas por el Intendente Alberto Mackenna. Los animales fueron desembarcados en medio de la curiosidad del público y trasladados a sus nuevos recintos.
En esta primera colección destacaban un ejemplar híbrido de cebú de la India, un toro ñato argentino, una vaquilla ñata, dos boas, un guanaco, varios ejemplares de guacamayos rojos del Brasil, una pareja de jabalíes del Cáucaso, unos monos pequeños, una vicuña, un papión, unas llamas y un camello a medio esquilar. Este animal, a su paso por la ciudad de Los Andes, había sufrido el ataque de unas damas aconcagüinas que habían escuchado que los pelos de camello tenían la virtud de curar el dolor de muelas y, tijera en mano, se acercaron al vagón del ferrocarril donde estaba el camello y se dispusieron a hacer acopio de provisiones para su botiquín casero. Lo tenían a medio esquilar cuando intervino la policía.
Así en una sencilla ceremonia, realizada el Sábado 12 de diciembre de 1925 fue inaugurado el Jardín Zoológico Nacional. Al acto asistió el Vicepresidente de la República, Luis Barros Borgoño, acompañado de los ministros de Guerra, coronel Carlos Ibáñez del Campo; y de Higiene, doctor Pedro Lautaro Ferrer, junto a representantes del Cuerpo Diplomático.
La comitiva subió en funicular hasta el zoológico siendo recibida en el lugar por el Intendente de la provincia Alberto Mackenna y el Director del Jardín Zoológico Nacional, Carlos Reed. Los asistentes visitaron las modestas instalaciones que habían sido hechas en el breve espacio de mes y medio. En la ocasión el Vicepresidente de la República felicitó a los organizadores de esta obra.
En su discurso, Alberto Mackenna destacó que gracias a la generosidad del Intendente Municipal de Buenos Aires y del Director del Jardín Zoológico de Mendoza, se echaron las bases de este pequeño zoológico. Luego, Carlos Reed manifestó que el nuevo recinto debía ser un instituto de investigaciones biológicas y de ensayos de multiplicación de especies en vías de extinción.
Así empezaba a funcionar esta nueva obra de adelanto del cerro San Cristóbal cuya entrada costaba un peso para los adultos y cincuenta centavos para los niños.
Durante su primer año de funcionamiento el zoológico recaudó $76.182.
Población Animal
En enero de 1930, por intermedio de la Casa Karl Hagenbeck de Hamburgo, llegaron a Valparaíso 35 nuevos ejemplares de diversas especies
El traslado de estos nuevos habitantes del zoológico hasta la capital fue largo y peligroso. Las jaulas con tigres, leones, panteras, osos, elefantes, canguros, cebras, antílopes, camellos, serpiente pitón y otros, pusieron la nota de suspenso y mantuvieron alerta al grupo de cuidadores a cargo de su custodia. El costo total de esta nueva colección fue de $120.000 que fueron pagados en cuotas.
El Jardín Zoológico se convirtió en la década del 30 en el centro de mayor atracción de público de Santiago; miles de personas de todas las edades y clases sociales asistían los domingos interesados en conocer la colección de 371 mamíferos, 1.514 aves, 29 reptiles, 17 batracios y 20 peces que habitaban los ochenta recintos construidos en medio de jardines y prados, retamos en flor y “entre aquella floración, una gran cantidad de pavos reales que vivían en completa libertad, ajenos a los visitantes. Así también andaban gallinetas y gallinas de ciertas razas escogidas.
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