Por Felipe Guevara Pezoa.- La innovación y la creatividad son esenciales para el desarrollo económico de cualquier sociedad, pero también juegan un papel fundamental para avanzar hacia un futuro sostenible que permita el desarrollo humano en armonía con el entorno.
Cada 21 de abril se celebra el Día Mundial de la Creatividad y la Innovación, fecha propuesta en el año 2017 por la Asamblea General de las Naciones Unidas “a fin de crear una mayor conciencia sobre el papel de la creatividad y la innovación en la solución de los problemas y, por extensión, en el desarrollo económico, social y sostenible”.
Son las universidades las que, como entornos de creación de conocimiento, deben desempeñar un rol fundamental en los procesos de innovación de manera responsable. A principios de los años 90 Henry Etzkowitz y Loet Leydesdorff nos proponían un modelo en el que Gobierno, empresa y academia, interaccionan como si se tratara de una triple hélice para el desarrollo del proceso de innovación. Sin embargo, hoy reconocemos (gracias a Carayannis, Thorsten y Campbell) como fundamental la incorporación de la sociedad y su cultura, junto con la responsabilidad ambiental en los procesos de innovación, interactuando en una “Quíntuple Hélice”.
Para crear soluciones efectivas a los desafíos globales, necesitamos personas con habilidades creativas y de innovación en todos los niveles de la sociedad. La educación superior puede ayudar a desarrollar estas habilidades al brindar oportunidades para que los estudiantes desarrollen sus habilidades de pensamiento, apliquen el conocimiento de nuevas maneras y trabajen con otros para generar ideas innovadoras.
En este sentido, es esencial que las instituciones de educación, y en especial la educación superior, brinden oportunidades para que los estudiantes desarrollen su potencial creativo y exploren nuevas formas de pensar y trabajar. Esto se puede alcanzar brindando un entorno enriquecedor que fomente el pensamiento crítico y el aprendizaje permanente, con la finalidad de desarrollar la creatividad, y todo el proceso necesario para implementar las ideas y que se transformen en innovación.
En un momento en que se inicia un nuevo periodo de gobierno y se construye la propuesta de una nueva carta magna, se hace necesario promover el pensamiento creativo multidisciplinario y repensar las políticas públicas de largo plazo que permitan mirar la cultura, la creatividad y la innovación como un bien público para el país, e impulsar el rol de la educación en lo que plantea el inicio de este texto: avanzar hacia un futuro sostenible, que permita el desarrollo humano en armonía con el entorno.
Felipe Guevara Pezoa es subdirector de Investigación, Desarrollo e Innovación de la Universidad Central