Por Juan Medina Torres.- El relato de esta historia nos invita a retroceder al siglo XV, cuando el clavo de olor era más caro que el oro en los mercados de Europa y su comercialización estaba en manos de mercaderes venecianos y genoveses que guardaban celosamente el secreto de la ruta comercial mediante la cual se abastecían de clavo de olor, canela y otras especias.
El clavo de olor lo usaban los europeos no solo como condimento o conservante para la comida, sino también como medicina: se pensaba que tenía bondades curativas, místicas y hasta afrodisíacas. He ahí la razón por la que el clavo de olor era tan codiciado.
Ver también:
Curiosidades de la historia: el «karma» de Óñez de Loyola
Curiosidades de la historia: una contienda electoral en el siglo XVII
Curiosidades de la historia: cómo la familia Lisperguer burló al gobernador
Curiosidades de la Historia: cómo era ser médico (o sangrador) en la Colonia
Curiosidades de la Historia: El amor en los tiempos de la colonia
Curiosidades de la historia: Noticias falsas
Por ello, una de las grandes motivaciones de las exploraciones portuguesas y españolas fue encontrar la ruta que les permitiera llegar a las islas de las especias y así romper el monopolio veneciano y genovés.
El Tratado de Tordesillas, firmado en 1494 reservó a Portugal las rutas marítimas orientales y forzó a España a buscar las famosas islas yendo hacia Occidente. Aquí aparece el famoso navegante portugués Hernando de Magallanes, quien convenció al Emperador Carlos V, para que financiara la famosa expedición hacia las Molucas cuyo costo fue de ocho millones de maravedíes.
El 20 de septiembre de 1519, Magallanes emprende el viaje desde el puerto de Sanlúcar de Barrameda comandando una flota de cinco naves y 239 hombres. Pasó más de un año de navegación para que Magallanes junto a tres naves descubriera, el 20 de noviembre de 1520, el estrecho que lleva su nombre. Antonio Pigafetta, el cronista de la expedición, escribió en su diario que al grito de “¡Mar abierto a la vista!” los marineros y el capitán Magallanes “habían llorado de alegría”. La ruta de las especias entre España y las Islas Molucas, en Indonesia, para traer a Europa canela, nuez moscada, pimienta negra y, sobre todo, clavo de olor parecía estar cada vez más cerca.
Lamentablemente, Magallanes murió en un combate en la isla de Mactán el 27 de abril de 1521 y Juan Sebastián Elcano continuó al mando de la expedición. El 8 de noviembre de 1521 Elcano llegó a la isla de Tidore, donde fue muy bien recibido por el sultán. Políticamente las Molucas estaban divididas en cuatro sultanatos, que originalmente tenían un poder parecido. Pero ese equilibrio político fue roto por los portugueses que habían llegado antes y se aliaron con el sultanato de Ternate.
Sebastián Elcano, al marcharse, dejó una casa-factoría con cinco hombres en Tidore, pero apenas las naves de Elcano levaron anclas, las portuguesas la destruyeron y castigaron al sultán de Tidore por haberse aliado con los españoles. Probablemente estos acontecimientos políticos no tuvieron mucho impacto en Europa. Lo que sí tuvo impacto fue el regreso a España de la nave Victoria el 6 de septiembre de 1522, con solo 18 tripulantes, pero con sus bodegas cargadas con más de 27 mil kilos de clavos de olor y otras especias cuya venta permitió financiar la primera expedición que dio la vuelta al mundo y comprobar que la tierra era redonda.
Francisco Antonio Pigafetta, nos relata en su diario de viaje el arribo a Servilla: “El lunes 8 de septiembre echamos anclas junto al muelle de Sevilla y disparamos toda la artillería. El martes saltamos todos a tierra, en camisa y descalzos, con un cirio en la mano, y fuimos a la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria y a la de Santa María de la Antigua, como lo habíamos prometido en los momentos de angustia. Desde Sevilla fui a Valladolid, donde presenté a la sacra majestad de don Carlos V, no oro ni plata, sino algo más grato a sus ojos. Le ofrecí, entre otras cosas, un libro, escrito de mi mano, en el que día por día señalé todo lo que nos sucedió durante el viaje”.
Es destacable la información del diario de Pigafetta. Sus anotaciones sobre geografía, clima, flora, fauna y los habitantes indígenas de los lugares recorridos, además de sus anotaciones sobre náutica y lingüística son de gran valor.
En un nuevo Alejandrario, Alejandro Félix de Souza repasa las virtudes de la moral kantiana…
“Se requiere que la derecha ordene sus liderazgos, construya unidad y claridad de quienes integran…
La historia no se repite, y las supuestas repeticiones son una caricatura, un remedo, dice…
El académico Fernando de la Cuadra analiza la trama bolsonarista detrás el atentado a la…
Joaquín Mora Valles fue uno de los 13 competidores chilenos en el Mundial de Ajedrez,…
Es probable que el triunfo de Trump sea la escritura en la pared de la…