Señor Director
Cada 1 de diciembre se conmemora el Día Mundial del SIDA, instancia que nos permite reflexionar en torno a la toma de conciencia sobre la infección por el VIH. Es una muy buena oportunidad para que personas de todas partes del mundo aúnen esfuerzos en la lucha contra el virus; para enfatizar que se deben aumentar el apoyo a las personas que viven con VIH, y también, para recordar a aquellos que ya no están a causa de esta enfermedad.
Algo en lo que aún hay camino por recorrer, es en el entendimiento colectivo de la enfermedad y la eliminación de pensamientos o acciones que promueven la discriminación. Para ello es fundamental la educación, el informarse acerca del VIH/SIDA, un terreno donde aún existen mitos que deben ser desterrados. NO nos contagiamos con el VIH por besar o abrazar a alguien, tampoco al compartir comidas ni por picaduras de insectos; menos a través de los asientos de inodoros, estornudos, tos, sudor, lágrimas, orina o heces.
El VIH/SIDA es una enfermedad de carácter contagioso, por lo tanto, un aspecto relevante en la prevención es la conciencia social. En Chile se estima un universo de 70 mil personas contagiadas aproximadamente y entre ellas un 70% ha sido diagnosticada y un 30% no conoce su condición serológica. Dicha situación aumenta considerablemente su poder de propagación, principalmente, a través del acto sexual sin protección (preservativo), por lo cual es vital que quienes están en conocimiento de estar contagiado/as, tengan una conducta sexual que evite transmitirla.
Si bien la cobertura de atención en Chile se garantiza a través de la Ley General de Garantías Explícitas en Salud (GES), hay grandes vacíos no sólo en lo sanitario, sino también en su ejecución como política pública efectiva, con especial énfasis en la prevención. Ésta debería contar, con un fuerte componente arraigado en las áreas de educación y la social. En la primera para promover estilos de vida saludable en relación a la conducta sexual responsable a través de programas educativos eficaces; y en la segunda, para dar apoyo a las personas que se encuentren en situación de aislamiento social por discriminación, falta de oportunidades, mal estado de salud, falta de recursos económicos y redes de apoyo familiares deficientes o nulas.
Sin ese tipo de mejoras, un Chile inclusivo, educado, solidario, honesto, digno y respetuoso de nuestros derechos fundamentales se queda en puras buenas intenciones. Y ya sabemos que para recuperar la salud de las personas, vivir con bienestar y en plenitud, éstas no alcanzan.
Omar Solís Gómez es enfermero y director ejecutivo de la Federación Nacional de Asociaciones de Enfermeras y Enfermeros de Chile, FENASENF
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