En este texto no se menciona ni una sola vez la palabra disidencia o diversidad, ni mucho menos se discute sobre los derechos sexuales, es el análisis de Catalina Espinoza.
Por Catalina Espinoza Moraga.- Tras varios meses de trabajo en la redacción de la segunda propuesta de Constitución para Chile, ya contamos con el texto oficial y corregido por la Comisión de Expertos al presidente Gabriel Boric. El texto está compuesto por 204 páginas que están divididas por 17 capítulos, 217 artículos y las disposiciones transitorias.
El escrito constitucional para varios sectores, especialmente para la izquierda que se ha pronunciado rápidamente en contra de la propuesta, implicaría un retroceso para la sociedad en cuanto a los derechos fundamentales, especialmente para los niños, niñas, adolescentes, diversidades y disidencias sexuales y quienes son parte de la comunidad LGBTIQ+.
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Incluso uno de los Consejeros del Partido Republicano, Luis Silva, aseguró que esta propuesta favorece al sector de la derecha porque es más “cómoda” para ellos, según dijo en una entrevista en Radio Duna.
Esto se ve reflejado en varios incisos sobre los derechos fundamentales, como por ejemplo el 1 del Artículo 16 que terminaría con la ley de aborto en tres causales porque “la ley protege la vida de quien está por nacer”, dejando de lado los derechos de las mujeres a decidir por su propio cuerpo, porque por supuesto que la primera mayoría del Consejo eran Republicanos quienes condenan fuertemente el aborto en todas sus formas.
En el Capítulo III, los Derechos y Libertades Fundamentales en el Artículo 16, inciso 3 parecen bastante heteronormados y poco inclusivos a pesar de que habla acerca del “derecho a la igualdad ante la ley y a la no discriminación (…) hombres y mujeres son iguales ante la ley (…) y que en Chile no hay persona ni grupo privilegiado”. Pero en este texto no se menciona ni una sola vez la palabra disidencia o diversidad, ni mucho menos se discute sobre los derechos sexuales, como por ejemplo los de las trabajadoras sexuales, quienes están en constante lucha por regularizar el oficio.
Dejar de lado a las disidencias en una Constitución en tiempos tan actuales es negar una realidad para muchas personas como lo es para los no binarios y también abandonar una lucha de una comunidad que ha durado décadas y que hasta el día de hoy no para. En 2022, Chile por primera vez entregó la primera cédula de identidad a una persona no binaria, Shane Cienfuegos con una letra X en el indicador de su sexo, siendo reconocida finalmente por el Registro Civil y el Estado chileno.
Peligro para la diversidad
Esto se logró gracias a la Ley de Identidad de Género que reconoce la identidad de género no binaria de adolescentes y personas mayores de 18 años (ley 21.120). Pero en caso de ser aprobada la propuesta de Constitución, en donde solo se define en torno a hombres y mujeres ¿qué sucederá con las personas no binarias? ¿Cómo se les aplicarían las normas o leyes que estén dirigidas sólo al binarismo? ¿Qué pasa con la Ley de Identidad de Género que ha permitido a disidencias ser reconocidas por la sociedad?
Este texto puede ser peligroso para una comunidad que actualmente ni siquiera es considerada como minoría, trayendo consecuencias con la identidad de cualquier persona, no tan solo no binaria, pero sí por ejemplo a los y las trans.
También pone en juego la inclusión, otra gran demanda social que podría dejar pendiente aspectos como la incorporación de personas de diversos géneros, de niños, niñas y adolescentes a derechos culturales, sociales y económicos. Asimismo, se pone en entredicho las dificultades que se tienen tanto en educación y salud, en donde muchas veces estas personas son discriminadas por su identidad, al igual que al momento de acceder a un trabajo.
En conclusión esta propuesta de Constitución discrimina a un sector que no existe tan solo en Chile, sino que en todo el mundo, quedando incluso como sujetos sin derecho y reconociendo sólo el binarismo de género, es decir al hombre y la mujer.
Una lucha que viene de años y que diversas comunidades religiosas, conservadoras y de derecha han intentado negar. En un estado que se denomina como democrático es anti democrático que una identidad sea negada, incluso queda la duda: ¿ser no binario podría considerarse inconstitucional?