Por Magaly Garrido.- En Latinoamérica durante el año 2021, 320 mujeres trans perdieron la vida. En Chile, solo en el último mes, cuatro han fallecido. Esta es una desgarradora muestra de las constantes luchas que viven las personas trans. La batalla por existir, por asegurar que la sociedad respete sus derechos y en muchas ocasiones, es inclusive una pelea con la sombra del suicidio.
En junio se conmemora el mes del orgullo LGBTQIA+, razón por la cual debemos reflexionar respecto a las agresiones sociales que se dan día a día en un contexto totalmente precarizado de derechos. En el cual, la sociedad, las personas y las instituciones son las que propician decisiones drásticas como el suicidio.
Es hora de que se den las directrices de un verdadero cambio. Que la sociedad entienda que todos, todas y todes somos personas diversas, y en esa diversidad está la riqueza en la podemos compartir y nutrirnos como seres humanos. No basta con impulsar leyes que sean escritas desde quienes no viven este proceso. No basta con políticas públicas abstractas que no estén situadas y contextualizadas a las verdaderas realidades.
Es aquí donde las etiquetas sociales, los estereotipos de género y los prejuicios, entre otros, toman valor en la constante vulneración de los derechos de las personas trans. ¿Por qué estas leyes son intuitivas y no reales? ¿Hasta cuándo o cuántas muertes deben suceder para que los órganos que deben velar por la vida de las personas trans hagan su trabajo?
El mes del orgullo LGBTQIA+, no debe convertirse en una estrategia de marketing, por el contrario, debe ser el momento en que nos hacemos cargo de estas situaciones reales y tangibles, que vulneran los derechos de las personas trans.
Magaly Garrido es académica de la carrera de Trabajo Social en la Universidad Central