ElPensador.io.– Chile, un país cuyo gobierno no quiso firmar el Pacto de Escazú, sobre control medio ambiental para mitigar los efectos del cambio climático, será la sede de la próxima conferencia sobre el clima de las Naciones Unidas en 2019.
¿Por qué? ¿Cuál es la consideración que hace de Chile un lugar apto para conversar sobre cambio climático?
Según el Centro UC Cambio Global, “Chile ha tomados medidas, comenzando con la aprobación del PANCC (Plan de Acción Nacional de Cambio Climático) 2008- 2012 y que actualmente se encuentra en proceso de finalización el PANCC II 20107-2022. De este primero se desprende los actuales Planes de Adaptación al Cambio Climático sectoriales, tal como el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático 2014. Actualmente algunos de estos planes de adaptación se encuentran en fase de implementación, como otros que se encuentran en fase de desarrollo como lo es el Plan de Adaptación del Sector Energía”.
Pero esa situación funciona a nivel de empresas. A nivel ciudadano, la negativa a suscribir el Pacto de Escazú es paradigmática, pues era un acuerdo que abría la información sobre cambio climático a los ciudadanos y la posibilidad de escrutinio público.
Desde ese punto de vista, ¿por qué Canal 13 tituló el asunto como “Chile: protagonista del Cambio Climático?”.
El Ministerio de Medio Ambiente, a través de su División de Cambio Climático, explica que Chile es miembro activo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y desde ahí ha planteado sus propuestas en el marco del Acuerdo de París (del cual el gobierno de Donald Trump se restó).
Los compromisos de Chile son amplios: reducir en 30% las emisiones de Gases con Efecto Invernadero al 2030 y recuperación de 100 mil hectáreas de bosque, son dos de las principales promesas. Ambas, inocuas. Chile no aporta ni de lejos un porcentaje significativo de GEI en el contexto planetario, y 100 mil hectáreas no son nada, si se considera que solo el año pasado se perdieron 600 mil hectáreas en los mega incendios forestales.
Otro de los compromisos apuntaba a la recuperación de 100 mil hectáreas de bosque nativo, también una declaración con impacto cero, toda vez que en los últimos 18 años se han perdido más de 250 mil hectáreas.
En definitiva, los compromisos de Chile en relación con el cambio climático son inocuos, declaraciones de intenciones. Su política medio ambiental es débil y apenas rasguña la fiscalización de los síntomas del cambio climático, pero no sus causas. Y cuando se requirió un protagonismo de nuestro país a nivel internacional, no lo hubo, y se restó siguiendo los parámetros de Estados Unidos.
Chile puede ser sede del evento sobre cambio climático, pero congratularse por ello como si fuera un premio o un reconocimiento internacional o demostrara algún grado de liderazgo en este aspecto es solo chauvinismo.