Croquis y texto de Patricio Hales.- Mi mano registra esa arquitectura de la Catedral donde el arzobispo Fernando Chomalí, en su homilía del Te Deum del 18 de septiembre, recupera un contenido y tono de involucramiento social y político de la Iglesia Católica chilena que constituía un valiosa tradición.
Sin partidizarse, sin tomar postura política, se involucra institucionalmente interpelando a la política. Este arzobispo se arriesgó desde su primer día en el cargo, sacando su voz desde una Iglesia silenciada por los hechos.
El Te Deum que el cardenal Raúl Silva Henríquez amplió en 1971 convirtiéndola en una ceremonia ecuménica, constituye desde 1811 un reconocimiento religioso al poder político que ya se entiende claramente, separando la religión del Estado, pero expresando su opinión sobre la conducción del país y la realidad social.
Quizás por eso mi croquis sobre la Catedral me resulta con líneas vivas, vibrantes, inconscientemente anhelante de la palabra del arzobispo Chomalí que llama con fuerza al poder, a las instituciones, a los empresarios, al país, instando al debate sereno pero firme para resolver dramas sociales, corrupción, inseguridad… y tanto más.
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