Por Samuel Fernández Illanes.- Cada año, en el Día del Mar, el Presidente de Bolivia dedica mensajes a Chile sobre la aspiración marítima, con mayor o menor énfasis de reclamo, según las circunstancias, como asunto de unidad interna. Lo sabemos. Así ha ocurrido este 23 de marzo. Enfatizó: “Bolivia nunca renunciará a su derecho imprescriptible a una salida soberana al océano Pacífico, y el fallo de La Haya abre esa posibilidad”. Agregó: “Bolivia no reconoce las medidas unilaterales impuestas por Chile que obstaculizan el comercio exterior boliviano”, denunciando la privatización de nuestros puertos “que lucran con el enclaustramiento boliviano”; y, “nuestro litio no debe estar en ojos de ningún Comando Sur, ni sea motivo de desestabilizaciones a Gobiernos democráticamente electos”. Aseguró: “se nos abren nuevas puertas”; un “diálogo regional sobre la migración”; y “trabajar de manera conjunta contra el crimen organizado y contrabando”. Reiteró finalmente: “el fallo estableció que existe un asunto pendiente”; y “el diálogo y negociaciones significativas pueden encontrar una solución a esta controversia histórica”. Son, en definitiva, las variadas pautas de conversación con Chile. Sin embargo, no se ajustan a la realidad.
La sentencia, definitiva e inapelable de la Corte (2018), no acogió ninguno de los argumentos legales bolivianos, cuidadosamente elegidos y alegados por años, negando toda obligación chilena de negociar un “acceso plenamente soberano al Pacífico”, y todo asunto pendiente. Sería incomprensible que Chile, incumpliendo el fallo que le favoreció, lo deseche y abra tales negociaciones. No hay precedentes. Tampoco hay medidas unilaterales chilenas que obstaculicen su comercio exterior. Al contrario, invertimos enormes sumas en facilitarlo, con el acuerdo boliviano en reuniones constantes. Chile otorga a Bolivia mayores facilidades de almacenamiento y embarque, que las que gozan los propios exportadores chilenos. Y, no existe ningún “Comando Sur” norteamericano en Chile, desestabilizando a nadie. Hasta ahí, aseveraciones que no facilitan “puertas comunes”. Las cierran antes de abrirlas.
Lo verdaderamente necesario es el diálogo sobre migración, combatir el crimen organizado y el contrabando, que afecta a todos. Sería un avance realista, sin condicionarlo a temas que sólo Bolivia plantea.
Samuel Fernández Illanes, embajador y académico de la UCEN