El periodista Juan Medina afirma que todas las promesas y objetivos de la diplomacia de Trump se han ido diluyendo y no ha habido resultados.
Por Juan Medina Torres.- El secretario de Estado norteamericano Marco Rubio insinuó que Washington podría abandonar los esfuerzos de paz en Ucrania si las conversaciones siguen estancadas. Así lo sugirió tras una serie de reuniones en París entre responsables estadounidenses, europeos y ucranianos.
Creo, dijo Rubio, “que el Reino Unido, Francia y Alemania pueden ayudarnos, hacer que avancen las cosas y acercarnos a una resolución. Sus ideas me parecieron muy útiles y constructivas».
«Si no es posible, si nos alejamos tanto de que no se logre [la paz], entonces creo que el presidente llegará a un punto en el que dirá: ‘Bueno, se acabó'», insistió Rubio.
Ante lo expresado por Rubio, que puede calificarse como un fracaso diplomático, cabe preguntarse: ¿Habrá paz?
Recordemos las declaraciones optimistas de la campaña electoral de Donald Trump, de terminar la guerra en 24 horas si los votantes norteamericanos lo favorecían en su regreso a la Casa Blanca. Todo indica que el conflicto continuará porque Putin se negó a adherir a la propuesta de Trump de un alto el fuego de 30 días.
Entonces, Zelensky tenía razón cuando advirtió que no se puede confiar en que Putin firme y mantenga acuerdos de alto el fuego.
Todo lo sucedido demuestra que el Presidente norteamericano ha sido incapaz de imponer sus puntos de vista al hombre fuerte del Kremlin y un acuerdo de paz parece más lejano que nunca por la intransigencia rusa.
¿Qué queda ahora?
Rubio insinuó una retirada de Estados Unidos al declarar:
“No es nuestra guerra. No la comenzamos. Estados Unidos ha estado ayudando a Ucrania durante los últimos tres años y queremos que termine, pero no es nuestra guerra”, aludiendo a la posibilidad de que EEUU simplemente podría alejarse, dejando a Ucrania y a Europa enfrentarse a Rusia solos. Ello significaría un gran desafío para Ucrania y Europa para reforzar las líneas del frente con suficientes suministros militares propios.
Hasta el momento todo demuestra que Putin es el que maneja las negociaciones y las conduce en sus propios términos, dilatando una solución, porque cree que mediante los avances logrados en las líneas del frente, puede alcanzar una victoria tangible que cambie la dinámica de las conversaciones.
Mientras tanto, británicos y franceses lideran los preparativos para formar una “fuerza de seguridad” que permita proteger cualquier cese del fuego.
Incapacidad diplomática
Diferentes analistas internacionales declaran que Washington ha perdido capacidad y legitimidad para resolver los conflictos internacionales.
La guerra de Gaza es otro ejemplo de esa incapacidad. Los últimos bombardeos israelíes, que han dejado cientos de muertos, y las declaraciones de ministros del gobierno israelí y el primer ministro Benjamín Netanyahu, indican que no tienen ningún interés en terminar con la guerra y negociar una solución de dos Estados. Israel se siente seguro económica, política y militarmente como para no ceder a las presiones internacionales.
En este conflicto Estados Unidos ha sido un aliado importante de Israel y ha puesto toda su dedicación a reforzar la presencia militar en Oriente próximo gastando más de 20 mil millones de dólares en ayuda militar para defender a Israel, según un informe del Brown University’s Costs of War Project, y hasta el momento no se ve ninguna posible solución, porque el objetivo diplomático del gobierno israelí y Trump es la limpieza étnica de Gaza para construir un resort, el sueño del presidente norteamericano y los ultraderechistas judíos, dando por finalizado el problema palestino.
A lo anterior habría que agregar que la política de aranceles implementada por Estados Unidos, amenaza según los expertos, con desencadenar una guerra comercial de gran escala que podría afectar a la economía mundial.
Más allá de las consecuencias que puede tener esta guerra comercial, sin lugar a dudas que perjudica la diplomacia norteamericana al generar tensión en sus relaciones internacionales y muestra a Estados Unidos como un país agresor.