Por Hugo Cox.- Escribo este artículo cuando el proceso electoral aún no tiene resultados en la mano como para poder visualizar las posibles tendencias que atravesarán al país en los próximos años.
Debemos pensar en el doble carácter de la sociedad como “facticidad objetiva” y como complejo “de significados subjetivos” (Durkheim y Weber).
Quienes compongan la Convención Constituyente serán parte de este doble carácter de toda sociedad y, de inmediato, surge la interrogante de cómo es posible que los significados subjetivos se transformen en facticidad objetiva. Se debe captar cómo lo anterior se transforma en un sentido común para las personas, en síntesis, es la construcción social de la realidad que se verá reflejada en el nuevo texto constitucional.
“Es cómo se deja atrás las tecnocracias que se han impuesto en la dirección de las políticas públicas, que se han transformado en una nueva demagogia política que se apoya por ejemplo en encuestas para legitimar la puesta en práctica de políticas neoliberales, o medidas represivas contra extranjeros o políticas culturales hostiles contra los creadores en especial a los de vanguardia”. (P. Bourdieu).
Los desafíos comienzan recién ahora. Es hoy cuando el país inicia la construcción de nuevas realidades, de nuevos sentidos comunes, pero, a su vez, la inestabilidad estará presente ya que el viejo poder se negara a morir.
La problemática a enfrentar estará dada por el aseguramiento democrático, y es en este escenario donde tanto constituyentes, gobernadores regionales, alcaldes y concejales tienen mucho que decir, ya que son la expresión del Chile que tiene la necesidad urgente (del ser humano) de desarrollar las diversas facetas de la vida social, económica, educacional, familiar, cultural, laboral, científica, etc., exentas de todo peligro, daño o riego y cualquiera sea su naturaleza.
A esto debemos agregar una serie de elementos que se deben tomar en consideración y, por lo tanto, debemos hablar de seguridad democrática cuyos ejes son:
Lo anterior en las siguientes dimensiones:
En síntesis: sobre los hombros de las nuevas autoridades e instituciones recaerá la responsabilidad de conducir a un Chile que se reencuentre en un nuevo sentido común y tenga en cuenta que sin democracia no hay desarrollo posible.
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