Mundo Académico

El uso de pantallas con niños de la primera infancia

La premio Nacional de Educación, María Victoria Peralta, alerta por los efectos de mantener a los niños pequeños frente a las pantallas.

Por María Victoria Peralta.- Uno de los temas recurrentes en educación es todo lo referido al uso de pantallas, en especial celulares o tablets por niños y niñas.

UNICEF ha sido una de las instituciones internacionales que más se ha dedicado a dar la alerta al respecto, en especial en la primera infancia y, más aún, con el segmento de que va desde los primeros meses a los 3 años por ser una etapa muy delicada en cuanto a las influencias que realizan.

Ver también:

Algunas de las orientaciones entregadas por el organismo internacional señalan que los padres centran su preocupación en el contenido de lo que están viendo, pero el riesgo, según advierten, va más allá de ello.

Para empezar, predispone al sedentarismo en una etapa en la que debieran estar relacionándose socialmente, explorando, jugando y moviéndose para ejercitar su desarrollo motor.

A ello se agrega que las pantallas emiten una luz de onda corta que puede llegar a dañar la retina de manera irreversible, ya que su cristalino se encuentra en pleno desarrollo y no son capaces de filtrar la luz adecuadamente. Consecuencia de ello, vemos cómo han aumentado considerablemente los casos de miopía en el mundo.

Está también la peligrosa sobreestimulación que recibe el cerebro, dificultando con ello conciliar el sueño, y si esta actividad además supera las siete horas al día, ocasiona bajos niveles de sustancia blanca en el cerebro, clave para el desarrollo cognitivo y el lenguaje en la infancia.

Es lamentable lo que se observa día a día en las casas, medios de transporte e incluso en los parques y lugares al aire libre: muchas familias o cuidadores, en vez de aprovechar esos momentos para regalonear con los niños/as, jugar con ellos, hablarles, cantarles, mostrarles el mundo, en especial la naturaleza y su diversidad, sólo “descansan” en estos medios, ocasionando un peligroso silencio e inmovilidad en los bebés e incipientes “deambuladores”.

Así no pueden conocer del todo ni sus posibilidades motoras ni lo que le ofrece concretamente su contexto familiar, social y natural, lo que es el aprendizaje mas crucial de esta etapa.

Recordemos que el “derecho preferente de los padres a educar a sus hijos” que se discute constitucionalmente, comprende importantes responsabilidades. Ojalá asumamos todo lo que implica, entre ellos, el amor y cuidado presencial de sus progenitores en los primeros años de vida, algo que es irremplazable.

Dra. María Victoria Peralta es académica de la U. Central, Premio Nacional de Educación y Presidenta Fundación Integra

Alvaro Medina

Entradas recientes

Corrupción: ¿Cuándo nos fuimos al carajo?

Miguel Mendoza revisa los principales casos de corrupción recientes que revelan cómo la crisis institucional…

1 día hace

Chile en el espejo: democracia y sociedad en crisis

Hugo Cox analiza cómo la polarización, la fragilidad institucional y la descomposición del tejido social…

1 día hace

Ética, autenticidad y empatía: el desafío del marketing digital

La era del escepticismo digital redefine la comunicación: la autenticidad, la ética y la lectura…

2 días hace

¿Se puede superar la cultura del «pituto»?

El pituto, práctica arraigada en la cultura chilena, tensiona la meritocracia y la transparencia en…

2 días hace

El pesebre ante la sombra de la intolerancia salvaje

Una ola de tensiones simbólicas recorre Europa: entre la hospitalidad que define su tradición y…

1 semana hace

Boric vs. Kast: la campaña que se tragó a Jara

Una campaña atrapada entre la ortodoxia del PC, la sombra de Boric y un país…

1 semana hace