
Texto y croquis de Patricio Hales.- Dibujo cautivado por la escultura de la Victoria de Samotracia en el Louvre que, erguida sobre el descaso de la escala, creo que va a volar si no la agarra mi ojo para pasarla al papel con mi pluma de tinta china.
Toda Victoria hipnotiza, embriaga. Sé, por dolorosa experiencia propia, que (estúpidamente) creemos que es perenne. Quizás lo peor es que confundimos el episodio triunfal con el camino exitoso que hay que construir, como si ganar una batalla importantísima constituyera la certeza de lo que queremos a futuro. Porque las victorias nublan.
Dibujo y recuerdo a Churchill cuando decía en la victoria: magnanimidad, grandeza. Yo digo prudencia, siguiendo a los romanos que, al general victorioso cuando el pueblo lo aplaudía, le decían al oído: “Acuérdate que toda gloria es pasajera”.
Chile requiere prudencia para dar los pasos necesarios desde esta la victoria: hacer una nueva Constitución, bien hecha, pero no paralizar por ningún motivo ese proceso.
Y no soñar con la imprudencia de creer que, porque la Victoria tiene alas, podríamos volar.
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