ElPensador.io.- Las exportaciones chilenas de cobre y alimentos parecen ser los primeros en ser “contagiados” por el coronavirus que afecta a China.
En efecto, ya los compradores de cobre de China están pidiendo a los mineros chilenos que retrasen los envíos debido al cierre de puertos. Según informa el sitio especializado Bloomberg, si bien los proveedores no informaron ningún incumplimiento de contrato, acordaron verbalmente con los clientes reprogramar algunas entregas.
El cobre se une a envíos de todo, desde petróleo hasta cultivos que han sido interrumpidos por la propagación del virus mortal. La empresa de servicios públicos más grande de China pospuso los planes para algunas compras del metal el mes pasado, y el temor de que el brote afecte la actividad industrial ha exacerbado una caída récord en los precios recientemente. En los últimos días ha habido una recuperación técnica, pero que apenas aminora la caída de 12% del cobre en las últimas dos semanas.
Eso es especialmente grave pues en el caso de cobre esta época ya era baja sin el factor del virus, pues los volúmenes de entrega caen en esta época debido a las vacaciones del Año Nuevo Lunar, que China extendió esta vez al tratar de combatir la propagación del virus.
Salmones y frutas
El mismo caso está sufriendo los productores chilenos de cerezas, vino y mariscos cuyas exportaciones a China han caído cerca del 50% desde el brote de coronavirus, un mercado que concentra casi un tercio del total de envíos de este tipo de alimentos desde Chile.
El brote, que ha infectado a más de 24 mil personas en China y ya ha cobrado casi 500 vidas, provocó el confinamiento de 50 millones de personas en una docena de ciudades. Innumerables otros están optando por trabajar y comer en casa. Con los canales de distribución obstruidos, se priorizan los flujos de alimentos básicos.
Además de la caída en los pedidos, cerca de 1.400 contenedores que llevan comida y vino chilenos están esperando descargar en los puertos chinos.
Las autoridades chinas aceptan ahora solo de 40 a 50 contenedores por día desde Chile, en comparación con 200 a 350 normalmente. Ese cuello de botella podría provocar pérdidas de productos perecederos y provocar una escasez de contenedores refrigerados.
El impacto económico recién empieza a sentirse. Si la expansión del virus implicara el cierre de más fronteras, la situación podría ser todavía peor.
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