Carlos Cantero agradece el apoyo tras las elecciones y la muestra de democracia vivida, pero advierte sobre las causas de su derrota y, en general, de su sector político.
Por Carlos Cantero.- Felicitaciones a los ganadores en esta elección local y regional, en especial al nuevo alcalde de Antofagasta. Muchas gracias (a la vida) por las experiencias en esta campaña a Gobernador Regional, a mi sector por la oportunidad y el honor de representarles. Estoy profundamente agradecido de mi familia por el apoyo, de quienes me ayudaron, apoyaron y acompañaron de muchas maneras. Estoy reconocido con tantas personas de buena voluntad, muchas gracias por la confianza de la inmensa votación, sobre 56 mil sufragios (histórico para mí).
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Esta campaña me ha dejado alegrías y felices recuerdos. Fueron tiempos maravillosos, de re-encuentro con personas magníficas, de re-conocimiento con amistades en toda la región, visitar hasta las más apartadas comunidades, gestionar con sentido de equipo, compartir con distintos grupos y personalidades de la región, transversalmente. Disfruté el encuentro humano, la dignidad y fraternidad con todos los sectores, desde poderosos hasta los más humildes. Serán un recuerdo imborrable el gozo de la inmersión en nuestro amado desierto con mi nieto Pedro y mis seres queridos. Gracias, por tanto, por las bendiciones, los buenos deseos. Al recordarlos ruego que se multipliquen en aquellos que me los prodigaron.
¡He perdido esta elección! No ha sido por casualidad. Todo es causalidad, seguramente de mi responsabilidad. Causa y efecto, es lo que explica cada evento de la vida. Ya tendremos perspectiva para ponderar aquello. Lo concreto es que faltaron votos, faltó unidad, mejor criterio (en personas y partidos), evitar la dispersión de votos, la fragmentación del sector, las cobradas de cuentas. Debemos fortalecer la unidad, junto al orden y la disciplina. Debemos recuperar la ética perdida, el sentido social, la institucionalidad. Es importante asumir que para una sana democracia se requiere fortalecer las estructuras partidistas: asambleas, sedes, directivas, espacio de participación, mutuo respeto y consideración.
Con todo lo bueno… También recibí estocadas, muchas arteras, dolorosas y ponzoñosas, incluso desde mi sector. Nunca respondí, ni dije nada hiriente, no descalifiqué, ni mostré negatividad hacia mis contradictores. No está en mi espíritu ensuciar más la política. Como enseña la sabiduría: duro con los hechos, especialmente si hay mala gestión, intención o falta de probidad, pero, suave con las personas. Siempre mostré respeto y fraternidad.
La paradoja en esta elección es que el sector sacó una votación histórica, casi 100 mil votos. Pero no le alcanzó para pasar a la segunda vuelta. Dejamos en manos de la Izquierda la región más pujante de Chile, a la que ofrecimos un proyecto de desarrollo de vanguardia. Lo impidió el purismo sectario, un voto de derecha ultra radicalizada, la falta de unidad, la miopía política, los individualismos, animosidades y egoísmos. No faltan quienes celebran por estos triunfos pírricos. No parecen ponderar la miopía política que dejó a nuestro sector fuera de la primaria, con solo dos opciones de la Izquierda. ¿Qué animosidad alegra a alguien de Derecha frente a este desastre político? ¿Aprenderemos de nuestros errores?