
Por Juan Medina Torres.- Fray Gil González de San Nicolás es considerado el primer defensor de los pueblos indígenas en Chile. Denunció constantemente la cruel esclavitud indígena a la que eran sometidos hombres y mujeres, obligados por los encomenderos a trabajar, sin distinción de sexo ni edad, en faenas marcadas por la explotación y la ausencia de retribución.
Llegó a Chile en 1557 como parte de la comitiva del gobernador García Hurtado de Mendoza, quien lo distinguió nombrándolo como su letrado.
Fray Gil González consideraba que el Papa había concedido estas tierras a España no para que se las quitaran por la fuerza a los indígenas, sino para que los descubrieran con el objetivo de civilizarlos y anunciarles el evangelio de Jesucristo.
Por ello, en sus prédicas advertía a los soldados que se irían al infierno si mataban indígenas y que serían obligados a pagar por todo el daño que pudieran causarles. Asumía que los pueblos originarios defendían la justa causa de su libertad, la protección de sus familias y de su tierra.
Intentó, en varias ocasiones, convencer a los soldados de desobedecer las órdenes de sus jefes militares, puesto que la guerra era contraria a los mandamientos de Dios. Todo esto, naturalmente, no era bien visto por el gobernador García Hurtado de Mendoza y sus consejeros inmediatos: el padre fray Juan Gallegos, el licenciado Vallejos y el oidor de la Audiencia de Lima, el licenciado Santillán, quienes consideraban que la guerra era lícita.
Diego Barros Arana, en su Historia de Chile, señala que “Fray Gil alcanzó bien pronto algo de prestigio por su ciencia entre los incultos pobladores de aquella ciudad de Santiago. Era especialmente notable por su predicación”. Añade que en 1559 escribió un pequeño tratado sobre el trabajo personal de los indígenas, hoy perdido. Se conoce su existencia gracias al jesuita Pedro Lozano, quien en su Historia de la Compañía de Jesús de la Provincia del Paraguay (Madrid, 1755) afirma que dicho escrito era una condena al modo en que se practicaba en Chile el servicio personal indígena.
Francisco Antonio Encina, también en su Historia de Chile, escribe: “Las predicaciones de fray Gil González de San Nicolás contra el derecho que se arrogaban los españoles de hacer la guerra a los indios seguían agitando los espíritus; y el obispo Marmolejo, que era amigo suyo, creyó encontrar una salida a tan escabrosa predicación sometiendo el asunto a una junta de teólogos. Confiaba en sacar la discusión del terreno candente de la actualidad y encerrarla en los dominios espirituales de la teología”.
El hecho dio origen a un largo proceso de discusiones y luchas cuyo fin fue la defensa de los indígenas contra los abusos de españoles y encomenderos.
Tomás Thayer Ojeda, en Los eclesiásticos en la conquista de Chile, afirma que Fray Gil “se anticipó en muchos siglos a su época; se colocó sin pretenderlo a mayor altura que el célebre fray Bartolomé de las Casas”. Agrega: “Sin duda que fray Gil fue un hombre superior, acaso la figura culminante de todos los eclesiásticos que actuaron en la conquista de Chile, pero la falta de prudencia y la intransigencia fueron sus defectos capitales; le granjearon tantos enemigos, le acarrearon tantos sinsabores y malograron en gran parte sus nobles anhelos”.
Domingo Amunátegui Solar sostiene que “fray Gil fue el primer defensor de los indígenas mapuches, cuyas predicaciones en favor de ellos lo hacen acreedor de las alabanzas de la historia”.
Crescente Errázuriz, en su Historia de Chile, lo describe como “virtuoso eclesiástico y generoso defensor del indígena”, y añade que “llegó a ser en Chile fuertísimo elemento de disturbios”.
Su empeño por conseguir cambios en el trato hacia los indígenas no tuvo el éxito esperado, por lo que solicitó permiso para apartarse del ejército. Viajó a Santiago con la intención de embarcarse al Perú, pero los vecinos lo recibieron con júbilo y le pidieron que fundara un convento de su orden en la ciudad, para lo cual le regalaron algunos solares y casas.
Una ola de tensiones simbólicas recorre Europa: entre la hospitalidad que define su tradición y…
Una campaña atrapada entre la ortodoxia del PC, la sombra de Boric y un país…
Entre ritos cívicos, heridas históricas y un país que oscila entre el cansancio y la…
El contundente triunfo de Kast abre un escenario político inédito desde 1990. Este análisis examina…
La “histórica” votación de esta elección no solo refleja apoyos políticos, sino el impacto decisivo…
Actualizar y aplicar plenamente el Marco Nacional de Cualificaciones es clave para articular trayectorias formativas…