Por Uwe Rohwedder.- El cine tiene la capacidad visual de construir espacios, de la ficción e imaginación los construye con una percepción de realidad y habitabilidad. Últimamente la ficción y anticipación del cine se queda muy corta con nuestra realidad, particularmente en las formas de habitar que hoy nos ofrece el negocio inmobiliario.

Más allá de la crisis y falta de vivienda, un sensible y gran problema ha llevado a descubrir ese ingenio basado en cálculos muy deshumanizados, ofertas para vivir que son increíbles como rentabilidad económica, pero inaceptables como formas de habitar. Para muestra de esta forma hostil, una de las máximas que debe estar en el tope de los rankings de “lo que no se debe hacer” son los departamentos de 16 m2, seguramente alguien logrará bajar ese número, pero no es sostenible para vivir, ni menos habitar. Una tendencia que sólo se sostiene en necesidades urgentes y jamás deberían otorgarse permisos para una barbaridad como esta.

Estos departamentos son producto de la transformación por obsolescencia de oficinas en un edificio ubicado en la comuna de Providencia. Con el slogan de vivir centralizado, con servicios cerca y “ahórrate el mal rato y tiempo de uso del transporte público”, se arriendan estas celdas por un aproximado de 365.000 pesos mensuales, a los que se debe agregar cerca de 40.000 pesos en gastos comunes. Con este ejercicio numérico este arriendo vale un sueldo mínimo en nuestro país y esto debería hacernos reflexionar hasta dónde podemos estirar estas desregularizaciones del mercado.

Esta solución de 16 m2, con un dormitorio compacto con funciones variables donde deben ocurrir todas las demás funciones del habitar cotidiano puede funcionar, pero no es digno. Luego del día mundial del no uso del auto y en la Universidad Central realizamos una experiencia de aula abierta en la calle Agustinas, ocupando el espacio de dos estacionamientos, dos autos que suman 25m2. Esta comparación sirve para imaginar la transformación en seres individuales que “sólo” necesitan un lugar para dormir.

Probablemente sea reflejo de una sociedad que ya no le importa lo comunitario ni menos la socialización, muy lejos de ayudar a nuestra salud mental y soledad. Es muy necesario revalorizar el diseño como un integrador de entornos y marcar lo que es una mejor sociedad.

Uwe Rohwedder es arquitecto y académico de la Universidad Central

Alvaro Medina

Entradas recientes

Hugo Zepeda: «Hay mucha confianza en León XIV, es una gran persona»

ElPensador.io.- En una nueva edición de Manos Libres en ElPensador.io el teólogo, exsacerdote y muy…

6 días hace

Guerra Comercial China–EEUU: desafíos para América Latina

La guerra comercial entre China y EEUU también puede representar una oportunidad para los países…

6 días hace

De donde viene la enfermedad, viene la cura: la elección de Robert Francis Prevost como el primer Papa nacido en EEUU

El Papa León XIV no viene a “americanizar” el Vaticano, sino a “agustinizar” la imaginación…

6 días hace

Curiosidades de la Historia: un caso de espionaje en la Guerra del Pacífico

Una nueva Curiosidad de la Historia nos relata una acción chilena en la corte del…

6 días hace

Inteligencia, ciberseguridad y escuchas telefónicas

Nuestro lector, Luis León Cárdenas, se pregunta si las conversaciones del Presidente deberían haberse con…

6 días hace

Trump y los valores de una globalización desbordada

Los valores sólidos que primaban en el Derecho Internacional y la globalización se derrumban ante…

6 días hace