La permisología privada impone barreras invisibles que restringen el emprendimiento, el acceso a servicios básicos y la autonomía personal. ¿Puede el Estado desregular sin agravar el problema?
Sr. Director:
La permisología privada asfixia la libertad de emprendimiento y de las personas. En lugar de entregar recursos a quien los necesita, los bancos demoran los préstamos validando antecedentes comerciales, cobran intereses elevados y exigen pagarés con cláusulas draconianas. Los ocupas quedan sin hogar cuando las inmobiliarias solicitan avales, firmas notariales y garantías imposibles de cumplir.
El acceso oportuno a la salud se ve obstaculizado por isapres, aseguradoras y clínicas que rechazan preexistencias, imponen moratorias y condicionan sus garantías. Alumnos quedan sin educación cuando los colegios privados excluyen mediante entrevistas, cobros de matrícula y firmas por el año completo.
El descanso de los trabajadores pierde su temporada ideal por la necesidad de coordinar vacaciones con el empleador. Servicios básicos como el agua o la electricidad confirman domicilio exigiendo boletas físicas. Los trámites en línea impiden el acceso por contraseñas complejas, escaneos faciales y cédulas de identidad digitalizadas.
Al emigrar, las policías solicitan pasaporte incluso para las mascotas. ¡Hasta para casarse por la Iglesia hay que tramitar el bautismo, la confirmación y una confesión ante el mismísimo Dios, sin matrimonio previo! Para divorciarse, hay que gestionar la “nulidad” con dispensa papal; ¿apostatar? Entrevistas y cartas triplicadas hasta para el Vaticano.
Este entramado de exigencias privadas genera una paradoja: ¿cómo se espera que el Estado desregule controles que, en muchos casos, son necesarios para el bien común, cuando el sector privado impone barreras aún más restrictivas? Sería todavía peor que no existiera resguardo público de las libertades individuales.
La reciente Ley de Permisología 2025 busca reducir entre un 30 % y 70 % los tiempos de tramitación de permisos sectoriales, pero se enfoca principalmente en la inversión pública y privada de gran escala. El debate pendiente es cómo abordar la permisología cotidiana que afecta directamente a las personas en su vida diaria.
Luis León Cárdenas Graide
Ingeniero Civil en Computación, Universidad de Chile