Los santiaguinos, en una gran mayoría, carecemos del sentido de pertenencia con respecto a los espacios públicos, en especial los parques urbanos. Es decir, los sentimos ajenos y, por ello, ensuciamos y destruimos, dice Juan Medina Torres.
Por Juan Medina Torres.- Todos coincidimos en que Santiago, la capital de nuestro país, donde viven cerca de 8 millones de personas, tiene un déficit de áreas verdes cercano al cincuenta por ciento y que dicho déficit afecta a las comunas de menores recursos, o sea, a los más pobres.
Además, muchos de los parques existentes en la capital se encuentran con deficientes sistemas de mantención. A ello se suma el deterioro observado en sus instalaciones, producto del uso inadecuado de los visitantes.
Más del 35 por ciento de los costos de mantención de los parques urbanos se invierte en reponer infraestructura dañada: bancos, luminarias, redes de agua, degradación de la vegetación, etc.
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Los parques urbanos como espacios públicos
Lo anterior da cuenta que los santiaguinos, en una gran mayoría, carecemos del sentido de pertenencia con respecto a los espacios públicos, en especial los parques urbanos. Es decir, los sentimos ajenos y, por ello, ensuciamos y destruimos, dejando la responsabilidad de limpiar, reparar y mantener en manos de otros.
Considero que, como sociedad, debemos resolver la tarea de educar, generando sentido de pertenencia de los espacios públicos
En este proceso de educación del siglo XXI deben estar presentes municipalidades, gobiernos regionales, Ministerio de Vivienda, de Educación, de Salud. Además, todas las personas y organizaciones civiles interesadas en el tema de los espacios públicos, de manera de involucrar a los ciudadanos, a las comunidades, de manera participativa, en proyectos educacionales que ayuden a aumentar el sentido de pertenencia e identificación con los espacios.
La tarea es ofrecer metodologías de enseñanzas simples y accesibles a todos los públicos que permitan cambiar los hábitos de uso actuales por conductas de respeto por el medio ambiente teniendo como horizonte el derecho que tenemos todos los ciudadanos a una vida pública de calidad.
Tenemos que aprender a reconocer y preservar el patrimonio de nuestra ciudad. Tenemos que saber reconocer y defender las funciones ecológicas y sociales de plazas y parques, muchos de los cuales tienen un valor histórico innegable.
Tenemos que luchar porque los espacios públicos, plazas y parques sean para todos, donde tengamos la oportunidad de ejercer el derecho al esparcimiento, al descanso, al juego y la interacción social en forma segura.
Tenemos que recuperar la voluntad de Alberto Mackenna Subercaseaux, sobrino de Benjamín Vicuña Mackenna, cuando el 7 de octubre de 1917, junto a un grupo de boy scouts y conscriptos del regimiento Tacna, se tomó el cerro San Cristóbal como una demostración de conquista de ese lugar y al gobierno de la época a entregar los fondos económicos para expropiar los terrenos del San Cristóbal que pertenecían a diversos dueños.
Juan Medina Torres, presidente de la Fundación Cerro San Cristóbal