Los amancebados, o sea, quienes convivían en pareja sin estar casados, cometían un delito perseguido no sólo por la iglesia sino también por la justicia civil. A los culpables, se les condenaba a ser “disciplinados” por las autoridades. Una nueva entrega de Curiosidades de la Historia.
Por Juan Medina Torres.- Se conoce como “amancebamiento” la vida en pareja de dos personas que no están casadas. Esta conducta social en el siglo XVIII en Chile, constituía un delito en el ámbito civil y un pecado en el religioso. Es decir, el pecado, en sentido cristiano, pasa a constituirse en una transgresión a la ley civil.
De acuerdo a lo anterior, el Estado debía usar las normas morales impuestas por la Iglesia Católica para realizar un estrecho control y disciplinamiento de las personas en especial aquellas que vivían amancebadas.
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Así lo demuestran algunos casos contenidos en el trabajo de investigación de Raquel Rebolledo titulado: “El amancebamiento como falta al sistema incipiente de disciplinamiento social: Talca en la segunda mitad del siglo XVIII”.
El caso llevado contra el indio Lázaro Guente, a quien se le acusó por cometer falta de amancebamiento con María Josefa Casanova, quien fue sancionada y enviada a Santiago, y a él se le condenó a una pena de prisión.
Pero no cumplió su condena y ante la necesidad de una pareja, se unió con Angelina (hija de María Josefa). Luego de años de vivir en este estado de amancebamiento y aburrido de Angelina, hurtó a una manceba más joven y reanudó su vida en pareja con una nueva concubina.
Otro caso fue el seguido contra Manuel de Aldana por amancebamientos y abigeato. Aldana fue acusado de “público amancebamiento con Mariana Jáuregui”. A ello se sumó que, para mantener esta relación, robó ganado, por lo cual incurrió en doble falta.
A Mariana Jáuregui, por estar enferma, la justicia determina encargarla al cuidado del vecino Lázaro Díaz, y Aldana fue llevado a Penco a servir al Rey en plaza militar, donde estuvo apenas un mes y volvió a Cauquenes para robarse a Mariana y continuar su vida de amancebados. Es decir, volvió sobre lo mismo y huyó con su manceba a los cerros para evitar la justicia por ser hombre prófugo de la ley.