Por Juan Medina.- Los hechos de esta historia relacionada con la guerra del Pacífico suceden en la corte del Imperio Otomano, en Constantinopla, y reúne elementos de intriga, tráfico de influencias, engaño, sobornos, diplomacia y espionaje.
En efecto, la captura del Huáscar en el combate de Angamos, el 8 de octubre de 1879, obligó al Perú a realizar diversas gestiones en Europa para comprar nuevos blindados que le permitieran recuperar el poder naval perdido, todas las cuales fueron frustradas por la labor diplomática desarrollada por Alberto Blest Gana y su red de espionaje al servicio de nuestro país.
Gonzalo Bulnes, en su obra “Guerra del Pacífico, de Tarapacá a Lima”, nos cuenta que uno de esos trámites llevó a los agentes peruanos a Constantinopla, actual Estambul, para tratar la compra de un acorazado turco llamado “Felhzl Bolend” de 2.500 toneladas, nueve pulgadas de blindaje, doble hélice, máquina de 500 caballos y trece millas de andar. El barco fondeado en la bahía de Constantinopla, formaba parte de la flota de Turquía que comandaba el almirante inglés Hobart Bajà.
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La razón de su venta era la crisis económica del imperio, ocasión que aprovecharon los cortesanos y el banquero del monarca, un griego llamado Yafiri, para recomendar al Sultán, Abdul Hamil ll la venta de ese barco, diciéndole que el comprador era Japón y que la venta del barco permitiría disminuir las deudas del imperio.
Ante aquel cuadro de pobreza apareció el comisionado del Perú con 250 mil libras esterlinas en efectivo y sobornando a algunos personajes del ministerio de marina logró que el Sultán otorgara el permiso de venta. Pero Hobbart Bajà se resistía a la entrega de la embarcación y oponía dilaciones y dificultades, tiempo que aprovecharon los espías al servicio de nuestro país para informar a Alberto Blest Gana, Ministro en Londres y Jefe de misión en Francia, lo que se tramaba en Constantinopla y además, le agregaron “que para impedirlo era preciso una “acción financiera” que consistía en dar al contado tres mil libras esterlinas y otras tres mil seis meses después”.
Blest Gana comisionó al capitán de corbeta Luis Alfredo Lynch Zaldívar, hermano de Patricio Lynch, quien llegó a Constantinopla y con la colaboración del Almirante Hobart Bajá, sobornó a los consejeros del sultán y al Ministro de Marina de Turquía. El sultán, conocedor del engaño, ordenó cancelar la venta.
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