Señor director:
No había otra alternativa que dejar el cargo como Embajadora de Chile ante el Reino Unido, o enfrentar una potencial e inconveniente polémica entre los dos países.
La Monarquía Británica nunca toma la iniciativa de proponer algún proyecto particular e interno de otro Estado, y menos en la estricta y protocolar presentación de las Cartas Credenciales de un Embajador. Al Rey no le corresponde.
Sólo se limita a manifestarse interesado, cortésmente, o resaltar que lo que patrocina lo hace su gobierno.
Ver también:
De existir algún, se deberá gestionar oficialmente por canales diplomáticos, el Foreign Office o nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores, quienes decidirán si el proyecto es conveniente. El Rey no lo decide.
Lo ocurrido evidenció que no se ajustaba al procedimiento oficial ni a una práctica usual. Si se hubiera consultado a Gran Bretaña, podría haberlo desmentido, creando un desacuerdo, y hecho insostenible la posición de nuestra representante. Al Rey no se le utiliza como pretexto.
La renuncia puso fin al tema y demostró la mano experimentada del Canciller Van Klaveren, evitando todo malentendido.
La diplomacia tiene normas y prácticas severas, que al cumplirse, mantienen las armónicas relaciones entre Estados, donde no proceden iniciativas propias, y que al cumplirse, precaven desencuentros y conflictos improvisados.
Samuel Fernández Illanes
Académico de la U. Central, Ex Embajador
La muerte de Charlie Kirk no solo interpela nuestra sensibilidad política, sino que revela cómo…
La próxima presidencia no será simplemente una gestión más: será una cirugía mayor sobre una…
Crónica de la excomunión, la protesta popular y la huida del obispo Juan Pérez de…
Entre bienestar social y cirugía macroeconómica, las opciones presidenciales de Jara y Matthei se debaten…
Las reformas como las 40 horas y el salario mínimo exigen distinguir entre lo que…
El nombramiento de una ministra virtual en Albania revela el potencial y los dilemas de…