ElPensador.io (Noticia en Desarrollo).- El general del Ejército y Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Venezuela, José Adelino Ornelas Ferreira, es el militar que estaría detrás del alzamiento militar que mantiene ocupada la base aérea La Carlota, en Caracas, desde donde el presidente encargado Juan Guaidó y el líder opositor Leopoldo López, han encendido una chispa que pretende levantar al país para forzar la dimisión del régimen de Nicolás Maduro.
Con este movimiento de disidencia militar Guaidó da inicio a la llamada “Operación Libertad”, que partió con la liberación de López, quien se encontraba cumpliendo una condena bajo arresto domiciliario.
Ornelas fue nombrado en el cargo que articular a las Fuerzas Armadas, que podría ser el número 2 después de Vladimir Padrino López, el Ministro de Defensa, en 2017. El militar tiene un importante historial chavista, pues estuvo en la guardia de honor de Hugo Chávez y formó parte del golpe de Estado de 1992.
Mientras, los medios y las redes sociales ligadas al régimen desmienten la vinculación de Ornelas con el alzamiento. Pero es un desmentido indirecto, a través del twitter de la comandancia del Ejército, pero sin que sea el propio militar el que lo niegue, y publicando una antigua cita de Ornelas de julio de 2018.
En febrero de este año, el régimen de Maduro ratificaba la importancia de Ornelas como uno de los pilares de la defensa militar de su estructura, señalando que “es el representante de grupo de oficiales que cumplen tareas de planificar y asesorar al comandante estratégico operacional, en todo lo relacionado a equipamiento, adiestramiento y ejecución de las operaciones designadas, con el fin de garantizar la independencia y soberanía de la nación”. De ahí lo vital de su paso a las filas del presidente encargado Guaidó, pues es Ornelas el que puede articular la logística y las tropas necesarias para un alzamiento.
El quiebre de las Fuerzas Armadas en Venezuela es decisivo, y se manifestó con la liberación de Leopoldo López que estaba en manos de un destacamento de la policía política del régimen de Maduro, el SEBIN, quienes voluntariamente de permitieron salir de su domicilio donde estaba arrestado.
Pero, además, el quiebre es un efecto de una suerte de ultimátum público de parte de Guaidó a los militares en los últimos días, cuando manifestó que su ofrecimiento de amnistía en caso que apoyen una transición a la democracia no estaría eternamente sobre la mesa, con lo que buscaba forzar una decisión de los uniformados.
Lo relevante de este movimiento, desde el punto de vista político, es que Guaidó no está solo, sino ahora acompañado por el liderazgo de Leopoldo López, que en las bases de la oposición venezolana tiene un respaldo más transversal.
Por otra parte, también es relevante el silencio del régimen de Maduro. No sólo no ha habido manifestación alguna del propio Maduro, ni arenga pública ni publicación en las redes sociales. El que se supone es el líder del régimen sólo ha sido respaldado públicamente por Diosdado Cabello, el número 2 de la revolución chavista y hoy líder de la Asamblea Constituyente que se instaló paralela al Parlamento.
Y tampoco ha habido respaldo público de los otros líderes militares que fueron presentados por el régimen de Maduro como los pilares que “sostienen” a Maduro.
Ni Vladimir Padrino López; ni el comandante estratégico operacional del Ejército, Remigio Ceballos; ni el comandante general del Ejército, Jesús Suárez Chourio; ni Richard López, que está a cargo de la Guardia Nacional.
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